Desde niño admiró a Julio Jaramillo. Cuando tenía 14 años acudía al Rincón de los Artistas que frecuentaba el fallecido cantante. Vera era el encargado de comprar el aguacate (aguardiente).
Elías Vera es el cantante más emblemático de El Rincón de los Artistas, lugar donde por las noches los músicos ofrecen sus servicios.
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Él llegó a El Rincón de los Artistas cuando era un muchachito de 14 años.
Ahora aún está ahí. Atado por cuerdas de guitarra a su arte y a la bohemia. Pero sobre todo fiel al recuerdo de Julio Jaramillo, su ídolo.
La noche del sábado anterior, soplos bohemios me arrastraron a ese Rincón (Esmeraldas 2632 y Gómez Rendón) creado en 1940 por el desaparecido Pedro Espinoza Martínez, conocido como El Capitán . Ese lugar legendario agoniza. Un letrero pegado en sus paredes anuncia: Se vende. Pero aún, todos los días desde las 18:00, un puñado de músicos se reúne en la esquina a ofrecer sus servicios artísticos. El público los contrata para eventos, fiestas y serenatas. Pero ya no son los únicos. Alrededor, un sinnúmero de grupos de mariachis también espera por sus clientes.
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Seguramente si echan abajo El Rincón de los Artistas, en esa calle ya no reinará el pasillo y el bolero, sino la música mexicana.
La noche transcurre rauda. Algunos carros se detienen. Los pasajeros descienden a negociar con los músicos. Así es hasta el amanecer. Culber Espinoza, hijo de El Capitán , comenta que en su local se reúnen unos 20 músicos que por una serenata cobran desde $ 60.
De todos esos músicos, Elías Vera, El Rey de la Rocola Ecuatoriana, es el más prestigioso. compositor y cantante guayaquileño. No confiesa su edad.
Pero hace 34 años grabó su primer disco –45 revoluciones– logrando notoriedad con su alegre y contagiosa Baila Negra. Esa noche cuando la canta vuelve a ser joven: “Baila, baila negra/ Ay mueve la cintura/ Que a mí me da locura/ El verte a ti bailar…” Pero su fama vendría con un bolero de su primer long play. “Impacté con Papel de la calle –recuerda–. Mis canciones estaban en las rocolas de todos los salones”. Por eso fue que Armando Romero Rodas, en una presentación en radio Cristal, lo bautizó como El Rey de la Rocola . Después continuó grabando canciones propias y de otros compositores. Salió de gira a países cercanos y también a Europa.
“Allá hice bailar a esos alemanes como no se imagina”, dice alegre.
La historia de Elías Vera en ese lugar de leyenda comienza cuando deseaba ser cantante. Quería ser ídolo. Iba a El Rincón porque sabía que ahí paraba Jota Jota . “Yo era un muchacho de 14 años y me decía: Algún día tengo que ser como Julio Jaramillo”. Le encantaba oírlo cantar. Era el encargado de comprar el aguacate –aguardiente de botella verdosa–.
También lo acompañaba a ensayar a la Octava y Gómez Rendón donde Míster Juramento vivía con su mamá Polita Laurido y su hermano Pepe.
Jaramillo recién lo escuchó años después. Fue una vez que regresó de
Colombia. “Él llegó cuando en un ensayo yo estaba cantando acompañado por Naldo Campos en el requinto.
so fue algo maravilloso”, recuerda emocionado y abrazado a su guitarra.
La noche anda envuelta en sombras. Se escuchan cantos entre arpegios de guitarra. Elías Vera manda a descansar a su guitarra en el estuche.
Aguarda a que lo recojan para ir a una serenata. “Aquí fue donde me gustó vivir la bohemia –declara detallando esas paredes pintadas de blanco–. Cuando la música era adentro, también aquí gané bastante plata”.
Eso ocurrió en los tiempos que El Rincón de los Artistas recibía a los Isaías, los Noboa, Danilo Carrera del Banco de Guayaquil, Henry Raad de Pycca, etcétera. “Una constelación de magnates y yo era su artista exclusivo porque cantaba de todo –añora como un navegante del pasado–. Los hacía pasar momentos alegres y también veía cómo lloraban cuando interpretaba un bolero o un pasillo romántico.
Suena la bocina de un auto. Agarra el estuche de su guitarra y se va a cumplir su compromiso. Ahora por una serenata de 8 canciones cobra 100 dólares y 200 por una hora de canto. Ya no camina ágilmente como el muchachito de 14 años que compraba el aguardiente.
Tampoco logró ser un ídolo como Julio Jaramillo. Pero Elías Vera es un cantante auténtico y eso ya es bastante.