Hace 163 años, el 6 de Marzo de 1845, Guayaquil lideró la Revolución Nacionalista por la cual el país recuperó las libertades ciudadanas y terminó con el  militarismo extranjero y el gobierno del general venezolano Juan José Flores.

Además rechazó el regionalismo de Flores, quien vinculado con los latifundistas de la Sierra defendía sus intereses y obstaculizaba el desarrollo armónico de la Costa, especialmente de Guayaquil. 

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El antifloreanismo ganó adeptos: el periódico El Quiteño Libre, de Pedro Moncayo, y la conspiración de Vicente Ramón Roca, José Joaquín de Olmedo, Vicente Rocafuerte y José María Urbina son ejemplos.

La Convención Nacional de 1843, manipulada por Flores,  promulgó la Carta Magna (‘La Carta de la Esclavitud’). Esto apresuró los hechos. Guayaquil estuvo agitada el 5 de marzo. 

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El día 6, el pueblo salió  a las calles. El gobernador Espantoso renunció el 7 ante una Junta Popular que también desconoció a Flores. Además se integró el Gobierno Provisorio (Triunvirato), con Vicente Ramón Roca por Guayaquil, Diego Noboa por Cuenca y José Joaquín de Olmedo por Quito.

Este Cuerpo estuvo hasta reunirse la Convención Nacional para reorganizar la República. Pero Flores y sus aliados intentaron sofocar la revolución. En la hacienda La Elvira se libraron sangrientos combates en mayo; semanas después se firmó el convenio de La Virginia (17 y 18 de junio de 1845), pues el personaje reconoció su derrota  y abandonó el país.

La fecha es una de las más importantes en la historia.