Fundación Metrovía y Consorcio Metroquil aseguran que las partes serán reparadas.
Scania, fábrica constructora del chasis (armazón que sostiene motor y carrocería del bus) extendió un año más la garantía que venció el pasado 30 de agosto, por los daños en turbos (parte del sistema de compresión) y diferenciales (corona que sostienen las llantas traseras) de los articulados.
“Scania Brasil reconoció que las fallas en las partes mecánicas de los carros son de fábrica”, dijo el jefe de mantenimiento de Metroquil (encargado de los vehículos), Édgar Raak.
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Cuando estas piezas se dañan los sensores que poseen envían una señal al motor para que el vehículo se apague automáticamente, como lo que sucedió el pasado 20 de septiembre cuando el articulado 0022 tuvo que ser remolcado por una grúa y ocho días más tarde la unidad 0009 se detuvo en medio del túnel del cerro Santa Ana, al salir humo de su parte posterior.
El turbo da potencia al motor, si se daña, el carro circula a una velocidad inferior a 20 kilómetros por hora. El diferencial le da fuerza al vehículo para impulsarlo, si se rompe, el bus no continúa rodando.
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Esas partes –según Raak– duran de dos a tres años y también se han deteriorado en otros buses. El gerente regional de Scania, Jorge Grandez, explicó que el problema es por un mal ensamblaje que hizo un proveedor argentino. Por ello, “la compañía da mantenimiento preventivo cada diez mil kilómetros a los articulados” a fin de controlar su estado.
La revisión consiste en conectar un computador portátil con un software que recepta las señales de unos sensores ubicados en diferentes partes del vehículo (frenos, motor, caja de cambio). En caso de presentarse algún daño el programa muestra en la pantalla la ubicación del desperfecto.
Otro problema en los articulados es el deterioro que tienen las rampas y el ruido que hacen al accionarse junto a las puertas. Narcisa Menéndez, una usuaria del servicio, de 35 años, se queja por esas molestias.
Raak señaló que esos implementos se dañan con regularidad porque los paraderos no tienen un material que amortigüe su caída, a eso se suma el peso que recibe cada cinco minutos al dejar y recoger usuarios.
Agregó que el gran tamaño de la rampa también ocasiona problemas al actuador (sistema que las acciona) y dijo que una solución es recortarlas. “Para hacerlo necesitamos una autorización de la Fundación Metrovía”, sostuvo.
Para el vicepresidente del Colegio Regional de Ingenieros Industriales del Guayas (Crini), Hugo Banchón, es necesario que los transportistas, que administran los buses, revisen si el mantenimiento que dan a las unidades es el adecuado y va según el manual de fábrica.
Para el gerente regional de Scania los cambios de conductores también pueden ocasionar fallas en los buses, algo que según Raak “es una justificación sin lógica”, pues los doce choferes contratados hace cuatro meses, en reeemplazo de los que salieron por mal comportamiento, fueron entrenados, como los 26 mecánicos del taller de Metroquil.
El director de la Fundación Metrovía (administrador de estaciones y sistema), Federico von Buchwald, dijo que “de no arreglarse las fallas no se comprarán más buses Scania”. Sostuvo que la fábrica debe poner atención al mantenimiento y Metroquil exigirlo, caso contrario se aplican sanciones económicas, según se estipula en el convenio firmado entre la fundación y el consorcio.
$ 196.000
En llantas. Cada unidad utiliza diez neumáticos que se cambian cada nueve meses.
$ 60.000
En diésel. Gastan mensualmente en las 80 unidades.
$ 18.000
En frenos. Cada seis meses cambian los tres juegos de pastillas que usa cada bus.
$ 17.600
En baterías. Al año se cambiaron las 80 baterías de los 40 articulados.
$ 2.800
En lubricantes. Cada mes en los 40 articulados y 40 alimentadores.
$ 90.000
En rampas. Para reemplazar estas piezas en el primer año de operaciones.