En Guayaquil se ha perdido la costumbre de elaborarlas a mano.
Cuando el viento sopla fuerte y frío, alzando las caídas hojas de los árboles, es que ha llegado agosto, el mes de los vientos. Se inicia así la temporada de las cometas.
Originalmente, elevar cometas era una ceremonia que servía para ahuyentar a los espíritus malignos que alteraban el descanso de los difuntos, por esa razón aún en los cementerios de Guatemala cada 1 y 2 de noviembre acostumbran esta práctica. Pero nuestra nostalgia nos remite a una tradición de vuelo más festiva y libre.
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Aquel que alguna vez elevó cometas jamás olvidará el roce de la piola entre sus dedos o cómo se sentía volar a través de esas aves de papel que impulsadas por el viento iban a bailar y a pintar el cielo.
Los niños y muchachos de antaño reunían a elaborar sus coloridas cometas, para lo cual utilizaban papel de seda que pegaban con engrudo a delgadísimas tiras de caña en forma de cruz que las amarraban con piola de algodón.
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Ayer y hoy, volar cometas será un pretexto para pasear con la familia o los amigos en las afueras de Guayaquil. Cuando eran elevadas en la misma zona, la felicidad se convertía en frustración y tristeza al quedar atrapada entre los cables de luz.
Ahora los tiempos son otros, tanto así que las cometas, esos pájaros de papel, están en peligro de desaparecer.
¿Cuántos niños o jóvenes saben elaborar una cometa tradicional y lanzarla a volar? Ahora las cometas son de material plástico y llegan desde China. Las venden en los locales de la bahía, en tiendas y mercados.
En el 2004, el Taller de Artes Gráficas de Walter Páez y Fundación Natura realizaron el proyecto Pintando el cielo de Guayaquil, para mantener vigente esa tradición.
El taller y los Cometeros colombianos de Bogotá (Mimar) enseñaron cómo confeccionarlas a escolares de 17 establecimientos. Elaboraron 200 y una mañana de octubre –mes de las aves– las elevaron desde la cima del cerro Santa Ana.
“Yo elevé esas antiguas cometas rabonas, eran como nuestras naves para llegar al cielo”, recuerda con nostalgia José Villacís, quien en su puesto 659 del Mercado de Artículos Varios –conocido como de Las 4 Manzanas– vende cometas pero chinas, porque las otras ya nadie las hace. Los precios van de $ 1 a $ 5. Su valor está relacionado con el tamaño y diseño. Unas tienen formas de aves, otras de personajes como Batman o Superman.