El arzobispo de Guayaquil, monseñor Antonio Arregui, oficiará mañana una consagración de mujeres embarazadas a la Virgen María de la Buena Esperanza.
Para algunos la imagen de la Virgen María embarazada es causa de extrañeza y curiosidad; para otros, la expresión más sublime de lo que significa la maternidad para una mujer.

Lo cierto es que María de la Buena Esperanza, cuya figura pone en evidencia su embarazo, es una virgen  que lleva un mensaje que va más allá del milagro de la vida.

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Monseñor Antonio Arregui, arzobispo de Guayaquil, piensa que es una fuente de  esperanza de la salvación visualizada con los ojos de la fe. “Una advocación que simultáneamente abarca niveles de esperanza que se funden en la figura de María Santísima cuando está a la espera de su hijo”.

Con la finalidad de dar a conocer esta  advocación se ha formado, desde hace casi tres meses, un apostolado llamado María de la Buena Esperanza, que busca promover un mensaje positivo en torno a la maternidad a través de la consagración de las mujeres embarazadas. Este movimiento nació en la iglesia San Antonio María Claret (Urdesa) y es promovido por el padre Paulino Toral.

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Mañana Antonio Arregui oficiará el primer acto de consagración de mujeres embarazadas a las 18h00 en la iglesia San Antonio María Claret, para dar inicio a las actividades.

El Arzobispo asegura que las madres que participen lo harán como un acto de fe, “esta consagración es poner a su hijo en manos de Dios y reconocer que la vida viene de él y es una esperanza de que la paternidad divina es la que sabrá cuidar de esa criatura”.
Objetivo

El padre Paulino considera que  el objetivo principal de la advocación de María de la Buena Esperanza es “la re-evangelización del mundo de la maternidad” a fin de crear conciencia a hombres y mujeres sobre las consecuencias del aborto, la anticoncepción, maternidad sin matrimonio y reproducción asistida.

En ello coincide Arregui, quien  reconoce que actualmente la maternidad ya no es tomada con la responsabilidad debida y en algunos casos no es recibida con amor. “No es posible que la maternidad esté siendo arrinconada como un fenómeno hostil a la dignidad de la mujer y como un fenómeno también adverso al progreso de la sociedad”.

El amor libre y el aborto son los temas más sensibles para el Arzobispo.

Si bien es cierto la maternidad no siempre se da en óptimas condiciones, Arregui manifiesta que es necesario que la madre tome en cuenta  que el niño merece ser recibido con gratitud.

Con respecto a estas circunstancias adversas el padre Paulino realizó un estudio sobre esta advocación en el que establece una comparación del difícil embarazo de María con los entornos que rodean un embarazo en nuestra sociedad actual.

TESTIMONIOS
“A mis cortos 24 años y luego de 4 meses de matrimonio, Dios me ha concedido el mayor regalo del mundo: el ser madre. Solamente dos semanas después de haberme enterado de  esta gran noticia tuve grandes pérdidas. El doctor, al no encontrar el saco estacionario donde se implanta el bebé, lo dio por perdido.  Me puse en manos de María de la Buena Esperanza, dormía con su estampita en mi barriga. Ahora voy a tener gemelos”.

Devota anónima

“Mi mejor amiga lleva cinco años de matrimonio y estaba preocupada e, incluso,  frustrada porque no quedaba embarazada. Algunas amigas le habían aconsejado esas ideas raras de fertilización in vitro y esas cosas, pero ella es católica y se resistía. Yo la llevé a que le rece a la virgencita de la Buena Esperanza como hace dos meses, y este domingo se  enteró de que ya está embarazada”.

Karen Gilbert