El cristiano cumple su tarea con responsabilidad y eficiencia

1.- El mensaje de la Palabra de Dios
La parábola subraya la dimensión activa de la espera del Señor: no es suficiente escuchar la Palabra, hay que cumplirla.

En el proyecto de Jesús no hay espacio para los inútiles: el que no asume su compromiso queda fuera. Y la responsabilidad es proporcional a los talentos recibidos. El que recibe más, debe rendir más.

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2.- ¿Qué compromiso nos pide el Señor?
Aceptar los talentos que el Señor nos ha dado como un desafío y como una tarea.

Este evangelio nos presenta al Señor severo y exigente. Quiere que sus operarios rindan: ha puesto su confianza en nosotros al darnos sus talentos, y espera que asumamos la tarea de hacerlos fructificar.

El siervo que dejó improductivo el capital que se le había confiado, defraudó la confianza del Señor, y por eso fue declarado inútil y se le quitó el talento que tenía.

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La tarea que el Señor nos ha encomendado es construir el Reino de Dios que debe hacerse visible en un mundo nuevo, más justo, más solidario y más fraterno.

La buena voluntad debe manifestarse en la eficiencia y en los resultados positivos.

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“No es suficiente proclamar los valores evangélicos y denunciar las injusticias, sino que hay que exigir a los responsables de la economía, la política y la administración pública, que cumplan bien sus funciones”.

Esta frase de Juan Pablo II a nuestros obispos pide eficiencia y resultados positivos. No es suficiente la buena voluntad.

Nuestra fe debe expresarse en compromisos cívico-políticos que hagan realidad la construcción de un Nuevo Ecuador, cimentado en los valores del Evangelio.

3.- ¿Cuál es mi respuesta, hoy?
* Hacer una lista de los talentos que me ha dado el Señor, y ver si los estoy desarrollando y cómo los utilizo.
Ver cómo voy a socializar mis capacidades y mi formación profesional en función de mi familia y de mi entorno social y laboral.

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* Mi compromiso cívico-político: ¿Cómo lo voy a realizar en mi espacio laboral?

Lectura del Santo Evangelio, según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.

El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses?
Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”.