Pese al vertiginoso desarrollo de la ciencia actual, lo que también determina que cambien las tradiciones y costumbres que se mantuvieron arraigadas en muchos pueblos del mundo, las creencias populares en torno al domingo 7 y martes 13 aún están vigentes y son materia de preocupación para quienes son fervientes seguidores del horóscopo, de los colores y números de buena suerte, etcétera.
De allí que el sentencioso refrán que oímos de abuelos y padres: “martes y viernes, no te cases ni te embarques”, que incluso resulta peor si es ¡martes 13!, obliga a que crédulos y no pocos incrédulos desarrollen hoy precauciones para evitar malos ratos.
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Los supersticiosos se preocuparán hoy hasta el exceso por evadir la presencia del gato negro o el cruce por debajo de una escalera; asimismo, tratarán de no pronunciar el terrible número y solo dirán ¡doce más uno! y en el colmo de la preocupación ni siquiera saldrán de la cama y de la casa.
Otros sumamente cautelosos no contraerán matrimonio, aunque la pareja amenace cancelar definitivamente la boda. Tampoco faltarán esos que buscaron una limpia adelantada con el shamán de su confianza, para descartar los efectos fatídicos del día.
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Para tranquilidad de los creyentes solo resta un martes 13, el de diciembre, y así tendrán menos posibilidades de pasar angustias por la carga de creencias y supersticiones que reinan en el medio urbano y rural del país sobre el asunto. De todos modos, aunque alguien se jacte de no ser supersticioso, se le aconseja recordar la sentencia ¡martes y viernes, no te cases ni te embarques!, peor si es ¡martes 13! En cambio, a los incrédulos les vendrá como anillo al dedo aquel refrán: ¡Ojos que no ven, corazón que no siente!