Con sus propios códigos y reglas, los habitantes de Nobol vibran cada sábado con las peleas de gallos.

Para recrear los colosos de arena de la antigua Roma no hace falta levantar en el Ecuador un imponente coliseo. Y para encender a los fanáticos de emociones fuertes tampoco se necesita  enfrentar a un hombre con la muerte, representada por la furia de un león.