Allyson Cubillo no dejó de sonreír. Bajó de dos saltos las escaleras del avión Avro 739 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) y se echó a correr por la pista de la base de Taura, de donde veinte minutos antes habían emprendido un sobrevuelo por la ciudad.
A sus 10 años, era la primera vez que conocía un avión por dentro y veía Guayaquil desde tan alto. “Me gustó mucho, la gente parecía hormiguita desde arriba”, dijo la niña de cabellos negros ensortijados, alumna de la Unidad Educativa Tepeyac de Fe y Alegría, mientras regresaba a observar la aeronave inglesa, con capacidad para 40 personas.
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El vuelo fue uno de los seis que programó la FAE para 270 niños de escasos recursos económicos, dentro de su programa Alas para la Alegría.
El avión arribó a las 09h00 a Taura procedente de Riobamba, con 30 estudiantes de la escuela Pío Jaramillo de esa ciudad a bordo.
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Ellos, junto a alumnos de las escuelas Fe y Alegría, Unidad Bíblica Cristiana, Ciudad de Manta, Libertador Simón Bolívar, López Morán, Jaime Roldós Aguilera, y a 23 hijos de las internas de la Penitenciaría del Litoral disfrutaron del sobrevuelo, presentaciones de payasos y exhibición de canes amaestrados.
Es el segundo programa de Alas para la Alegría que se realiza en la ciudad, de los seis que se organizan al año en los diversos repartos del país.
“Queremos llegar a niños de escasos recursos y darles una sonrisa con nuestros instrumentos de vuelos”, indicó Eduardo Cárdenas, segundo comandante del reparto.
La idea es que los niños de los alrededores del reparto de Taura conozcan su trabajo y puedan acceder a un vuelo.
Fabián Pacheco, alumno de la escuela Jaime Roldós, nunca se había subido a un avión, solo los había visto de lejos, antes del aterrizaje. Y estaba nervioso antes de tomar el tercer vuelo que se realizó a las 12h30 de ayer. “Lo que quiero conocer es la cabina, pero sí me da un poco de miedo”, señaló.
Vanessa Llerena, jefa de prensa del Comando Aéreo de Combate, explicó que cada mes reciben solicitudes de escuelas para realizar sobrevuelos con los estudiantes y que las agrupan para desarrollar la actividad con más niños.
A más del espectáculo con payasos, la FAE les brinda un refrigerio y se encarga del transporte de los menores. “Se trata de que tengan un programa de distracción completo”, señaló Cárdenas.
Ayer, mientras los niños esperaban su turno para tomar el vuelo, que duraba veinte minutos, en el cine de la base se les proyectó la película animada Madagascar.