Joaquín Barraquer, de 78 años de edad, volvió a Guayaquil después de 30 años. Con la misma sonrisa cálida, la formalidad de su vestuario y con nuevas técnicas en mente para seguir con su misión: curar los problemas visuales.
De padre y abuelo dedicados a la profesión, el oftalmólogo catalán está ligado a Ecuador por su esposa, la guayaquileña Mariana Compte, y a la ciudad por la jornada quirúrgica que cumplió en 1957, en sus vacaciones, en el hospital Luis Vernaza y la clínica Guayaquil.
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En el Hilton Colón, donde se hospedó hasta ayer, Barraquer habló con este Diario sobre la oftalmología en Ecuador.
Pregunta: ¿Cómo ve el panorama oftalmológico en el país? ¿Se ha avanzado?
Respuesta: Yo creo que sí. Tengo alumnos del Ecuador que han estado en Barcelona durante un periodo de formación de dos, tres, cuatro años y también en la clínica Barraquer de Bogotá de mi hermano, y han difundido las técnicas de Barraquer acá. Ahora estamos trabajando para evitar que haya rechazo en los trasplantes de córneas.
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P: En Guayaquil la mayoría de trasplantes se hacen con córneas traídas de EE.UU. Usted y su padre crearon un banco de ojos en Europa continental, pero aquí dejó de funcionar y hay 28.000 ciegos.
R: Hay que hacer una buena labor de difusión y que la gente se conciencie que después de muerto los globos oculares y las córneas se van a convertir en comida de los gusanos. Por tanto, es mejor dar sus córneas para que puedan devolver la vista a los ciegos. La gente no entiende o no quiere entender, pero se puede hacer donación con un documento.
P: Su padre lo hizo antes de morir, pero aquí no hay cultura de donación.
R: Mi padre lo hizo y yo me ocupé de ello. Murió a las 05h00 de un 13 de mayo y esa misma mañana al cabo de una hora yo mismo retiré sus globos oculares (...) Y aquella misma tarde fueron colocadas a dos personas pobres.
Soy un adicto o un enamorado del trabajo y mi trabajo consiste en atender antes que todo a los pacientes que lo necesitan, de cualquier condición. Los ricos pagan por los pobres. A los pobres se les hace gratis. Y a mí me gusta más trabajar con un pobre que con un rico.
P: ¿Por qué?
R: Son más agradecidos.
P: ¿Cuál de las enfermedades visuales tendrá mayor impacto en los próximos años?
R: En lo que es el tercer mundo muchísimos pacientes están ciegos por catarata y la catarata en principio no tendría que dejar ciego a nadie. Lo que pasa es que no hay suficientes oftalmólogos en estos países para operar a todos.
P: En Ecuador sucede algo similar. El 60% de las personas se quedaron ciegas por catarata. El dinero es un limitante...
R: Bueno, hay que tener ayudas o hacer lo que yo he dicho antes, que los ricos paguen por los pobres. Y luego instruir a otros compañeros para que sepan realizar las técnicas adecuadamente.
P: ¿Es recomendable la operación para no usar lentes?
R: Para las personas que tienen defectos muy grandes sí. Para las personas que tienen defectos pequeños (me refiero a dos, tres o cuatro dioptrías de miopía) es mejor que usen sus lentes. Ahora, si por estética prefieren ir sin lentes a eso se puede aplicar la técnica con un láser especial.
P: ¿Entonces también es válido hacerlo por estética?
R: También sí y por trabajo. A un aviador no se le permite usar lentes, incluso una azafata no puede tener lentes.
P: ¿Son beneficiosos los lentes de contacto cosméticos?
R: En principio no hay problemas, si están bien adaptados. Lo que quizás es que estas lentes son menos permeables al oxígeno y entonces como que la córnea necesita respirar. (...) Estéticamente a mí no me gustan porque el color del ojo está en el iris (...) engaño a la lente cosmética y queda por fuera y parece como si llevasen un ojo artificial.
P: ¿Y médicamente sí son recomendables?
R: Médicamente no importa. Si la persona está contenta, si quieren llevar zapatos que le aprieten a mí no me importa.