La celebración religiosa de los Santos Inocentes, que rememora hoy la matanza de niños que ordenó el rey Herodes cuando supo del nacimiento de Jesús, en nuestro país también se vincula con el folclore y permite que aparezcan motivos y estampas jocosas que involucra a niños y adultos.

Son muchos los pueblos ecuatorianos que recuerdan  a los   Santos Inocentes (28 de diciembre),   por medio de disfrazados, comparsas, brindis, comida típica  y por supuesto  aquellas bromas, ocurrencias  y engaños que se rematan con las frases  ¡pobre inocente! ¡por inocente!

En Azuay, por  ejemplo, la temporada de inocentes comienza hoy y continúa hasta el 6 de enero con la fiesta de Reyes Magos.

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Quito igualmente se luce con desfiles de comparsas, festejos y ocurrencias que involucran a grandes y chicos, deseosos de jugar una mala pasada a compañeros de trabajo o estudio, vecinos o miembros de la gallada .

En Guayaquil y otras poblaciones costeñas, las inocentadas y engaños tienen su mayor expresión en este día. Casi nadie escapa de la broma que origina susto, instante de temor  y hasta la frase de disgusto, porque algunos reaccionan de manera diferente ante la “tomadura de pelo”.

No olvidemos andar ‘pilas’ durante este día, para no ser blanco de las bromas que nos hayan preparado los amigos.

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Cuidado con las llamadas telefónicas que le anuncian haberse sacado un carro en tal o cual sorteo, ojo con aquello de que tiene un alacrán en la espalda, que su calcetín está roto o que la cremallera de su vestido se le ha bajado.

Actúe pues, con tranquilidad, no se sobresalte ni  prorrumpa en sollozos, tampoco grite y palidezca hasta comprobar la verdad del asunto.  Así evitará recibir la apabullante risa de quienes lo rodean mientras le repiten el estribillo de ¡pobre inocente!