CTG también hará un operativo para controlar   que los taxistas enciendan los aparatos en sus recorridos.

Mariela Maridueña es una de las usuarias que levanta su mano para hacer detener un taxi y negocia el costo de la carrera antes de subirse. “Es cuestión de asegurarme con anterioridad si el dinero que tengo me alcanzará para pagar el servicio. Por eso no me gustan los taxímetros”, dijo esta mujer de 25 años y de tez canela.

Ella esperaba ayer en las afueras de Mi Comisariato de la ciudadela Alborada, en el norte, una unidad que la llevara hasta su casa en Sauces VI. “Ya sé que ese recorrido me cuesta dos dólares”, acota.

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La costumbre de negociar el costo de las carreras evita que el uso del taxímetro se generalice en la ciudad, según el director ejecutivo de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG),  Roberto Pólit.

Para inculcar el hábito en los ciudadanos, la CTG iniciará mañana una campaña que incluye cuñas publicitarias en la radio, la prensa y la televisión.

Además, 350 vigilantes –en 70 patrulleros y 120 motocicletas– controlarán en Guayaquil, Durán y La Puntilla que se cumpla la disposición de usar taxímetros, que está vigente desde el 18 de diciembre del 2003.

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Los taxistas que no acaten corren el riesgo de que sus vehículos sean trasladados al canchón de la CTG, ubicado frente a la terminal terrestre. Así lo determina el artículo 89, literal O de la ley de tránsito.

Pólit dijo que las unidades que sean retenidas no podrán salir hasta que tengan instalados los taxímetros. “El operativo será masivo y solo se compara con el que  hicimos para erradicar los 3.500 taxis que recorrían la ciudad con placas blancas (el año pasado)”, expresó.

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Según el funcionario, el 90% de los 8 mil taxistas que ofrecen sus servicios en la provincia tienen instalados los aparatos. “Queremos que el resto también los coloque y para eso necesitamos que los usuarios exijan el uso del taxímetro”.

Pero usuarios como Jorge Altamirano, de 56 años, se niegan a utilizar el taxímetro. “Los taxistas se meten por zonas traficadas y van lento para encarecer las carreras”, sostiene Altamirano.

“Prefiero negociar para evitar sorpresas”, afirma Mileny Delgado, quien desde hace quince años se traslada en taxi a su trabajo.

Juan Carlos Poveda es un taxista que recorre desde hace diez años la ciudad como uno de los 70 socios de la Cooperativa Taxistas Alfaristas.  “Es cuestión de costumbres. Acá la gente negocia y se niega a utilizar el taxímetro”, dice Poveda, quien trabajó por cuatro años en Quito, donde según él, los usuarios obligan al taxista a encender el aparato.

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El presidente de la Unión de Cooperativas de Taxis del Guayas, Franklin Vallejo, afirma que no le preocupan los operativos porque los vehículos cuentan con los aparatos. “Es el usuario el que se resiste a utilizarlos”.

Para Pólit, el dilema se resuelve exigiendo que prendan los taxímetros y verificando que la cuenta salga menos de la tarifa negociada.

¿Qué se debe hacer para que el uso del taxímetro sea efectivo y útil para el ciudadano? Llámenos al 249-0484 o escríbanos a granguayaquil@eluniverso.com