Deben servir como zonas de esparcimiento para los habitantes que viven en sus alrededores, pero en seis casos específicos son áreas  donde la maleza y el deterioro de sus juegos infantiles los hacen sectores abandonados y peligrosos.

Se trata de seis áreas verdes, ubicadas tres de ellas en la ciudadela la Alborada y otra en la urbanización de la Fuerza Aérea (FAE), al norte de Guayaquil. Las dos restantes están en la ciudadela la Pradera y las Acacias, al sur.

Los senderos de tierra del parque situado en la avenida General Raúl Cousin han desaparecido por el monte que crece en sus bordes. Para divisar los columpios hay que abrirse paso entre la maleza y llegar hasta unas estructuras oxidadas cuyas hamacas están desprendidas. 

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En el parque principal de la novena etapa de la Alborada una serie de letreros oxidados colocados hace cinco años son el indicio de que la zona fue restaurada. Ahora la mitad de sus once juegos infantiles están inhabilitados y una estructura rocosa se pierde ante el ímpetu del monte que crece y acapara el ambiente.
No obstante, el de la tercera etapa de la misma ciudadela está en peores condiciones. Ahí el monte puede ocultar a una persona de hasta 1,60 metros de altura. Entre los matorrales apenas se divisa la parte superior de una resbaladera de dos metros de alto.