En una sesión que se celebra hoy, a las 10h00, en el salón Olmedo de la Municipalidad de Guayaquil, Isabel Dávila de Mendoza, subsecretaria de Cultura, firma dos documentos, mediante los cuales se declara al Cementerio de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, Patrimonio Cultural del Ecuador, y a la obra y pensamiento de José de la Cuadra, Patrimonio Cultural Intangible.
De la Cuadra nació el 3 de septiembre de 1903 y falleció el 27 de febrero de 1941. Doctor en derecho internacional y penalista, integró el Grupo de Guayaquil junto con Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Alfredo Pareja Diezcanseco y Demetrio Aguilera Malta, escritores de la década del 30 que desarrollaron en su narrativa el realismo social.
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Este año se celebra el centenario de su nacimiento y la figura y su obra son objetos de homenajes y reconocimientos. El Municipio de Guayaquil editó un libro de lujo con sus obras completas y al teatro de la Plaza Colón se lo bautizó con el nombre del autor.
Entre las obras que escribió están La Tigra (llevada al cine por Camilo Luzuriaga), Los Sangurimas (que Ecuavisa convirtió en miniserie), Horno y otras. También está en ensayo El montuvio ecuatoriano, en el que trata de definir a este componente humano de la patria, al que De la Cuadra escribía en sus textos con v.
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Humberto Robles, estudioso de la obra de De la Cuadra, dice que este autor “es importante porque nos ayuda a crear no solo una idea de región, sino también de país” y cataloga a su producción como un clásico. “Está vigente porque le sigue hablando a las nuevas generaciones. Permite que los lectores descubran nuevos aspectos en sus obras”, refiere.
“La narración de De la Cuadra viene de las prácticas orales del mundo montubio, pero está estructurada como un montaje cinematográfico. En ese sentido hay una modernidad”, manifiesta Robles.