Si algo describe a Leonardo Kike Vega, además de su vasta trayectoria artística (cumple 48 años en el escenario y tiene más de 60 discos grabados), es su gran sentido del humor.

Como quien recuerda las fechas históricas de las que nos empapan hasta el cansancio en los primeros años académicos, Vega dicta con exactitud la fecha en que se inició como artista. “Un 13 de septiembre de 1963”. Abre su libro de recuerdos a través de palabras y explora con emoción el día más importante de su carrera.

“Fue un día histórico”, recuerda, era el Tercer Festival de la Canción Nacional. El cantante debutó en ese escenario con apenas 16 años y fue el ganador de un disco de oro y 5 mil sucres por interpretar el tema No te podré olvidar, de Carlos Solís Morán.

Publicidad

“Yo salí de un gallinero a un escenario”, comenta sin inhibiciones antes de revelar su historia: “Soy de Charapotó, criado en Manta, me corrompí en Guayaquil y me gradué en los Estados Unidos”, dice en tono bromista.

Recuerda que cantaba desde los 5 años. El tema que se convirtió en su himno fue Senderito de amor, cuya letra interpretaba a viva voz en los cafetales de Manabí, de donde es oriundo. A los 16 años, Randolfo Sierra, el gerente de radio Cenit, lo descubrió.

“Yo estaba cantando mientras construía un gallinero en el patio de mi casa y él pasaba de casualidad. Le preguntó a mi madre ‘¿quién es el que canta?’. Cuando salí, me dijo: Cantas precioso, ¿quieres participar en el Festival de la Canción Nacional?”.

Publicidad

Fue allí donde se dio a conocer como artista, pues era una actividad en la que participaban “casi todas las radios del Ecuador”. Luego de ese certamen, la emisora Cenit lo contrató por una hora diaria en su programación, empleo que lo catapultó al éxito.

Llegó a Guayaquil cuando aún daba pinitos en su vida artística. Aquí recibió “una pulida” del fallecido compositor de pasillos Abilio Bermúdez, a quien conoció gracias a su madre. “Él me enseñó a manejar la voz, a frasear, a pronunciar bien las palabras”. Fue Abilio quien compuso las letras de su primer disco, Una lágrima y un adiós.

Publicidad

Reconoce que el pasillo “es lo duro” de su carrera. Con este género ha recorrido países como República Dominicana, México, Honduras y Puerto Rico. Pese a eso, jamás se dejó llevar por la fama. “Yo soy humilde”, declara.

Llegó al país esta semana desde Estados Unidos, donde reside desde hace 51 años, y esta noche y mañana estará en Peña Baradero (Boyacá 1415 entre Luque y Aguirre) con temas como Un bolero para ti, El carmín de tus labios y Una lágrima y un adiós. Entrada: $ 15.