En 2016, una pequeña minera australiana, SolGold, buscaba afanosamente un socio para su concesión minera Cascabel en Imbabura, donde hace esquina con Esmeraldas y Carchi. Imbabura es una provincia minera; 65 kilómetros al sur está Llurimagua, un importante yacimiento cuprífero aún no debidamente explorado, y que la empresa estatal Enami explorará y explotará con la estatal chilena Codelco.

Para SolGold fue una sorpresa el interés que suscitó su búsqueda de socio minoritario. Tuvo una estupenda propuesta de la minera más grande del mundo, la también australiana BHP-Billinton. Pero BHP quería control; SolGold la rechazó y en cambio aceptó la propuesta de Newcrest, otra minera australiana, de entrar como socia minoritaria.

Las perforaciones realizadas con estos fondos frescos arrojaron resultados que superaron con creces las expectativas más optimistas de SolGold. Cascabel es una mina de cobre porfídico, con presencia de oro, de primerísimo orden a nivel mundial. Según ejecutivos de SolGold, sería más importante que Fruta del Norte, apreciación que comparte el ministro de Minería, Javier Córdova.

Córdova es el único ministro de Minería desde que se creó el cargo; su ratificación por el presidente Moreno es un acierto. El proceso de apertura iniciado el año pasado no se interrumpe. Las mineras australianas, atraídas por el hallazgo de Cascabel, vienen en tropel al Ecuador para invertir en exploración. BHP habría propuesto a Codelco entrar como socia en Llurimagua.

Australia tiene las mineras más grandes del mundo, así como Canadá es donde se constituyen las empresas exploradoras que levantan capital de riesgo a través de la Bolsa de Toronto.

Ecuador ha sido el gran ausente en el auge minero de los países andinos. En parte se debe a que los Andes ecuatorianos son frondosos, con espesa capa vegetal sobre las rocas, y por lo tanto solo perforando se sabe si hay minerales metálicos. En Chile y el sur del Perú, en cambio, el ojo de un geólogo descubre las vetas expuestas.

El otro motivo es que hemos tenido un marco legal que ahuyenta a los inversionistas. La excepción fue durante el gobierno de Gustavo Noboa, cuya ley abrió el país a la minería. Mineras canadienses descubrieron cinco yacimientos: Fruta del Norte (oro), Mirador y Panantza-San Carlos (cobre), tres grandes yacimientos en la Cordillera del Cóndor. Además, dos proyectos medianos en Azuay.

Pero luego vino Alianza PAIS, que dictó el mandato minero, cerrando nuevamente el país a la minería; posteriormente, el presidente Correa dictó una nueva ley de minería que creaba un impuesto a las ganancias extraordinarias, como el que introdujo para petróleo, y que no existe en ninguna otra legislación minera del mundo.

Como en el cuento de la bella durmiente, el bosque quedó dormido hasta que la caída en el precio del petróleo obligó al presidente Correa a permitir la reactivación minera. Creó el Ministerio de Minería y mediante reformas legales y reglamentarias debilitó el impuesto a las utilidades extraordinarias.

El resultado: los cinco yacimientos comenzaron a desarrollarse, la exploración se acelera en Cascabel y Llurimagua, y las mineras australianas desembarcan en Ecuador en pos de nuevos descubrimientos.

La minería se perfila como el más dinámico sector en los años venideros. (O)