Cuando el Gobierno comenzó su periodo, más de la mitad de los ecuatorianos que votamos por Lasso tuvimos la esperanza de que la situación en nuestro país pudiera cambiar, pero qué equivocados que estábamos. Todo sigue igual que durante la década perdida. La mayor parte de funcionarios anteriores han sido reciclados, casi no vemos caras nuevas. La podredumbre sigue intacta y el pus sigue brotando a borbotones. Se ha señalado y detenido a peces pequeños y medianos, pero los verdaderos peces gordos que están inflados siguen firmes y con sus fortunas a buen recaudo. Un funcionario que actualmente está considerado el hombre más rico del Ecuador ya voló y difícilmente le volveremos a ver la cara, pero quedan aquí otros millonarios que exigen pruebas de su enriquecimiento ilícito, a sabiendas que pruebas contundentes no hay porque todo lo han hecho a través de terceros, testaferros que prestan su nombre a cambio de una tajada del pastel, pero como no hay crimen perfecto en algún momento saldrá a la luz algún cabo que haya quedado suelto. Lo triste es que la máxima autoridad lo sabe, pero no hace nada al respecto. Nuestro karma es ver indignados cómo se han robado el dinero de todo un pueblo y no poder culpar a nadie so peligro de ser enjuiciados y los honestos terminaríamos tras las rejas.

Cómo se cumple la profecía de Santa Marianita de Jesús, que el Ecuador no sería destruido por terremoto alguno sino por los malos gobiernos. (O)

Lourdes Meloni de Rojas, Guayaquil