Lenguaje “pintoresco” y un “estilo” de hacer política entre pugilístico y retórico tuvo Assad Bucaram Elmhalin:

A Carlos Guevara Moreno, director del partido Concentración de Fuerzas Populares (CFP) lo llamó el “Ocioso de Acapulco”, porque tomó unas largas vacaciones, luego “don Buca” fue director de este partido. A miembros del Club de la Unión de Guayaquil (fundado en 1869) les decía “sobacos perfumados” que asistían “a tomar whisky y comer pepinillos con palillos”. Durante sus funciones en la Alcaldía de Guayaquil enfatizaba que no permitía las cosas chuecas: “Aquí la única cosa chueca que tolero es mi cuerpo”. A los alumnos de escuelas municipales les daba desayuno y almuerzo con víveres que le donaban los comerciantes de los mercados muy obedientes, pero las profesoras y las madres sin protestar tenían que cocinar. Desde la presidencia del Congreso manifestaba: “Distinguidos diputados, les digo distinguidos por desde aquí los distingo”. A los opositores los llamaba “chuchumecos” (oportunistas de última hora), quienes les respondían que sus aliados eran “bucaramecos”. Al expresidente de la República y exaliado Jaime Roldós Aguilera le decía que “estaba subido en una nube rosada”, pues no se cumplió el decir popular: “Roldós a la presidencia y Bucaram al poder”. Cuando llegó a la presidencia de la República como interino Clemente Yerovi Indaburu, recibió esta perla de “don Buca”: “Es el representante de la más vieja y nefasta oligarquía”. En una de las concentraciones políticas en las cinco esquinas de la ciudad de Guayaquil (calles Colón y García Avilés) manifestó: “Les hablo con un lenguaje común y corriente; mis adversarios políticos saben que no hay universidades para formar presidentes; aplastaré en las urnas a estos miserables oligarcas”. Muchos políticos siguieron el estilo de “don Buca” y hasta hoy lo utilizan.(O)

César Burgos Flor, licenciado en Ciencias de la Educación, Guayaquil