José Ignacio llegó a su escuela, era un día como cualquier otro, hasta que se enteró de que como tarea debía haber leído y memorizado un cuento, el que luego tendría que relatar frente a su clase.

Superando los nervios, y con su hablar pausado, se paró ante sus compañeros y comenzó a inventar una historia. Todos creyeron que era sacada de un libro real, lo felicitaron y mientras los niños se agolpaban para salir a recreo, José Ignacio tomaba una decisión para su vida: iba a ser escritor.

Hoy José Ignacio tiene 14 años y vive en el refugio Pío Montúfar de la ciudad Bahía de Caráquez, junto con otras familias que perdieron sus casas en el terremoto de abril.

Hasta ahí llegó Jaula Abierta, un programa de los PAP (Proyectos de Aplicación Profesional) de la Universidad Casa Grande, que desde el año 2013 busca fomentar la lectura en los jóvenes a través de distintos formatos y experiencias. Este año, los estudiantes a cargo se plantearon realizar una serie de talleres creativos que aporten a la recuperación emocional de los niños, niñas y adolescentes afectados por el terremoto, utilizando como medios terapéuticos la escritura e ilustración, a partir de los cuales se crearía un producto literario que logre humanizar la tragedia.

Fue así que con el apoyo de la Cruz Roja, especialistas y la escritora Verónica Coello, siete estudiantes, durante diez fines de semana, recostados en una vieja cancha de cemento, y con la presencia de una retroexcavadora abandonada como testigo, trabajaron con un grupo de niños y jóvenes de entre los 3 y 20 años, usando como guía el manual El retorno a la alegría de la Unicef y una serie de talleres y actividades de lectura, escritura y artes manuales.

Con el material desarrollado se está armando un libro, en el que el terremoto y el sufrimiento han pasado a un lugar secundario, dando paso a las historias de niños con sueños fabulosos, con sus propias explicaciones y construcción de lo que fue y lo que viene.

Todos los que estuvieron en la organización del proyecto se llevaron una enorme lección de vida, especialmente por parte de las mamás del refugio. Grandes mujeres.

Esto ha hecho que José Ignacio reafirme su vocación de escritor, por eso han de imaginarse su cara de emoción cuando se enteró de que la Feria del Libro de Guayaquil lo invitaría a él y al grupo del refugio a presentar su experiencia frente al público asistente.

Si quieren ser testigos de esta historia, vayan a la FIL el sábado 10 de septiembre, a las 12:00, en la tarima de niños y conocerán a José Ignacio, Ian, Juan Marcos, Jorge Ignacio (J. I.), José Mario, Luis, Julio César, Dominic, Issac (el chino), Heyli, Adonis, Mallerly, Mercedes, Juan Diego, Carol y más protagonistas de Jaula Abierta.

Ahí también estarán las estudiantes que han realizado este proyecto, un grupo de personas comprometidas y entregadas desde la emoción más pura a esta tarea. Si ven y escuchan a Doménica, Nuri, Mili, Arianna, Viveka, Ana Paula y Sheyla, tal vez sientan el mismo orgullo que en la universidad sentimos por ellas. (O)