La muerte de Michel Brown, un ciudadano afrodescendiente, tras recibir seis disparos de un policía blanco en Fergusson, Estados Unidos, desencadenó una serie de protestas inmediatas, que se volvieron más fuertes cuando se conoció que el autor de los disparos no sería procesado.

Sin embargo, el mayor efecto que ha tenido el hecho mencionado es demostrar que el problema racial sigue sin resolverse, a pesar de las leyes que consagran la igualdad y de momentos importantes en la historia, como la abolición de la esclavitud, la presencia de Martin Luther King y la fuerza de su sueño o la misma elección del presidente Obama, la realidad nos dice que las desigualdades se mantienen.

Una publicación de BBC Mundo, presenta algunas cifras decidoras: por cada 6 dólares que tienen los blancos, los afrodescendientes tienen 1; ellos recibieron 19,5 veces sentencias mayores que sus pares blancos en igualdad de circunstancias; el 73,4% de los blancos tienen casa propia y solo el 43,2% de los afrodescendientes las poseen. La desigualdad hoy se da también con inmigrantes de otras geografías, especialmente mexicanos y latinoamericanos.

El racismo existe en muchas regiones del planeta, incluso en nuestra América Latina, donde a veces los líderes y los gobiernos que tratan de demostrar el reconocimiento del valor de las razas y culturas ancestrales en su discurso, en la práctica no se los conceden de manera adecuada.

Uno de los retos del año que se avecina podría ser trabajar activamente para que, más allá de las leyes, valoricemos a los seres humanos por su dignidad de tal, cualquiera que sea su raza, su cultura y su historia.(O)