Comentaba la semana pasada sobre la importancia del acuerdo con Europa, acuerdo que debe ser considerado como algo positivo pero a la vez muy normal, si recordamos una vez más que la apertura al mundo es un elemento esencial del desarrollo, sobre todo de los países pequeños. Hay que ser realistas, el acuerdo no aporta algo adicional a todos los productos en temas comerciales, más bien consolida las ventajas que ya teníamos y que estaban por perderse, y sobre todo impide que estemos en desventaja con los vecinos. En materia de inversión (nacional o extranjera, grande o pequeña) es mucho más importante: nos da la seguridad de entrar sin obstáculos ni sorpresas a un gran mercado. Pero ahora debemos mirar hacia adelante, hay obstáculos, desafíos y oportunidades.

¿Obstáculo? Aún no sabemos si se renovarán las ventajas arancelarias del SGP mientras se formaliza el acuerdo, lo que tomará quizás hasta fines del 2016. Si no es así, son 2 años complicados hasta entrar a vientos favorables. Se ha dicho que hay la voluntad política para extenderlas, veremos si existen los mecanismos legales.

¿Desafíos? El más importante son nuestras propias barreras internas. La economía hipercontrolada que tenemos ¿es ventaja o desventaja? El Gobierno piensa lo primero porque cree haber creado reglas del juego sólidas de desarrollo. Muchos creemos totalmente lo contrario, simplemente pregúntese ¿cuánto tiempo dedican los empresarios de todo tamaño, a negociar y cumplir con el Gobierno? No solo es un tema de trámites (que ahora el Gobierno quiere “descubrir” y simplificar a través del Proyecto Tramitón, cuando todos están a la vista porque ellos mismos los han creado o complicado), sino de limitaciones comerciales y de todo tipo. Ese es el tiempo que deberíamos dedicar a emprender, crear y desarrollar, no a negociar las trabas estatales. Y más complejo aún es el tema de la incertidumbre jurídica y de la vida diaria. ¿Cuántas reglas no cambian constantemente? ¿Cuántas novedades? Hace unos años se hizo todo un cambio laboral, ahora vienen otros (buenos o malos, pero nuevos). El Código Monetario. Y tantas leyes que se anuncian todo el tiempo. Caminaremos más cuando el Gobierno entienda que la riqueza la crean los emprendimientos, y su rol es de únicamente generar un entorno de apoyo (con los controles y regulaciones necesarias, sin duda). No es la cantidad de leyes que empujan a un país, sino la suma de emprendimientos interconectados.

Oportunidades. Europa es un enorme mercado, 300 millones de personas con un PIB promedio de 30.000 dólares per cápita: 9 billones de dólares. Pero los mercados no están ahí simplemente esperándonos sin competencia. Hay que arriesgarse, invertir, buscar clientes, muy probablemente buscar nichos de mercado donde podemos ser más fuertes, desarrollar productos o mecanismos de llegada innovadores. Es ahí, en esos mercados que podemos captar, donde se juega el desarrollo. Ni en la Asamblea ni en la burocracia (…), sino en el terreno donde hay que mojarse el poncho para avanzar (...), pero quizás se entiende bien el juego político y poco el de la lucha diaria de los mercados.