Ocho años y cuatro meses duró la batalla de Yinna contra el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Desde junio de 2014, tras el deceso de su esposo en una explosión registrada en una empresa que fabrica metales, exigió el montepío para sus dos hijos, pero el trámite se dilató. Esto, a pesar de que tres comisiones de la misma entidad concluyeron que su cónyuge murió como consecuencia de un siniestro laboral y hubo “responsabilidad patronal” del empleador por “no cumplir las medidas de prevención de riesgos del trabajo”.

Este Diario expuso su caso y el de otras dos viudas el 21 de octubre del año pasado y, semanas después de esta publicación, Yinna recibió la llamada que tanto esperó. Era un funcionario del IESS que le confirmó que sus niños sí recibirían este beneficio. “Tanto tiempo, tanta cosa que tuve que pasar. Cuando me llamaron los del Seguro, les dije: ‘¿por qué dejaron pasar tantos años?’”, cuestiona Yinna, a quien le contestaron que fue “cuestión de la empresa (empleador), porque los demandó y hubo apelaciones”.

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IESS identifica a 15.000 trabajadores de empresas con ‘alta siniestralidad laboral’

Yinna asegura que tuvo que aceptar lo que el IESS le reconoció por esos años que no recibió el montepío: “Peor hubiese sido rechazarlo, después tenía que hacer otro proceso”.

En total, según la última remuneración que recibió su esposo, le acreditaron $ 50.000, monto que considera “poco” para el tiempo, esfuerzo y gastos legales a los que recurrió para que sus hijos accedieran a sus derechos. “Si son casi nueve años luchando se suponía que era más”, lamenta.

Como ella, afiliados o sus deudos han recibido del IESS prestaciones económicas por pensiones y subsidios que superan los $ 350 millones, entre el 2018 y junio de este 2023.

El 2020, talvez por la pandemia, se reportaron menos accidentes laborales y enfermedades profesionales (18.191) y representaron $ 58 millones; en 2021 los avisos aumentaron e igualaron a los valores cancelados en 2018 ($ 63 millones); y en 2022 se registró un alza de siniestros que alcanzaron desembolsos por $ 67 millones.

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En tanto que en el primer semestre de este 2023 ya sumaban 10.229 reportes y $ 38 millones pagados. Y, de mantenerse esa tendencia hasta finalizar el año, superaría en más de $ 10 millones los recursos cancelados en 2022 ($ 67 millones), según cifras del Seguro de Riesgos de Trabajo.

Matriz del IESS destinó más recursos para la seguridad de las oficinas de Riesgos del Trabajo que en prevención

Por este aumento de siniestros laborales y enfermedades profesionales, el IESS tenía previsto contratar este mes, por $ 465.942, la capacitación a 15.000 trabajadores de compañías que reportan ‘alta siniestralidad laboral’ a través de talleres sobre ‘ambientes seguros’. Sin embargo, este proceso fue declarado desierto el 18 de diciembre, porque el único proveedor –según la calificación de participantes– no cumplía con los requisitos.

Con parte de los recursos que recibió del IESS, Yinna hizo adecuaciones en su vivienda. “La casita que tenía era mixta, me tocó construirla toda nuevamente, levantar piso, paredes, pilares, cambiar techo”, apunta y añade que tuvo que dejarla inconclusa, debido a que la mano de obra estaba ‘cara’ y porque a la ferretería que le vendía el material “la balearon y le cayó la vacuna (extorsión)”. Esperará unos meses más, asegura, para retomar la obra: “No pude enlucir ni poner cerámica por el temor de lo que pasó”.

También, gastó unos $ 3.000 en una cirugía de urgencia que necesitó a mediados de este mes. Le extirparon el útero (histerectomía), porque tenía un mioma grande y no podía esperar el trámite en los centros del IESS. “Me dieron la primera cita para medicina general y me dijeron que debía esperar para ver cuándo me mandaban a hacer exámenes y, luego, ver qué decía el médico. Como vi todo ese proceso fui a un centro privado, porque no podía esperar”, dice y asegura que otra parte del dinero que recibió está destinada a la educación de sus dos hijos.

En las redes sociales hay más quejas de afiliados que llevan años tramitando en el IESS el pago de indemnizaciones

Ahora, Yinna afirma estar tranquila con la pensión de montepío que cada mes le depositan para mantener a sus pequeños. Su prima Nury, cuya pareja falleció en el mismo accidente laboral de su esposo, también obtuvo este beneficio del IESS hace alrededor de cuatro meses. Pero hay otros casos que aún esperan una resolución o recién empiezan este trámite, como Jacinta.

Al mes de perder a su esposo en un presunto accidente laboral, esta guayaquileña se acercó a la Subdirección de Riesgos de Trabajo del IESS –en el norte de Guayaquil– por tercera vez para entregar los documentos que le permitirán exigir el montepío para sus cinco niños que quedaron huérfanos. Pero no se los aceptaron: “Tres semanas en el trámite y aún tengo que recopilar más datos, porque siempre me falta un papel más. Ahora me piden las cuentas bancarias de cada niño y la cédula actualizada”.

Agobiada, la mujer se sentó unos minutos en los exteriores de la sede del IESS para hilvanar ideas. No sabe qué hacer, está desorientada, piensa a quién más recurrir para prestar dinero, ya que la obtención de esos documentos representa recursos que, asegura, no tiene. Su pareja era el único sustento de su hogar. (I)