La declaran con muerte cerebral y pudo salvar la vida de su esposo: la lección de amor y donación de órganos de Sibele Augusta y Mário

Un amor que nació en 1980 se hizo eterno. Lo que vivieron y pasó con los brasileños Sibele Augusta Caputo Silva, de 53 años, y su esposo, Mário Luiz da Silva, de 58 años, ratifica que ese es el sentimiento que, realmente, necesita el mundo para avanzar.

Disfrutaron 43 años de vida conyugal. Vieron nacer dos hijos y un nieto, publicó El Tiempo.

La salud les hizo una mala jugada. Hoy, Mário expone lo que les tocó vivir, siendo su caso un ejemplo de la importancia de la donación de órganos.

El primero en enfermar fue Mário. Sus riñones comenzaron a fallar y antes de que lo remitieran a hemodiálisis decidió junto a Sibele Augusta viajar, darse ese placer.

“Viajamos a todas partes”, recordó en entrevista con g1, reseñó el citado medio colombiano.

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La donación de órganos

Con el paso del tiempo, la salud de Mário fue deteriorándose y su mujer, preocupada, “le ofreció sus órganos en repetidas ocasiones, pero no era el momento adecuado”.

De acuerdo con El Tiempo, “Mário tuvo que hacerse un tratamiento de hemodiálisis y múltiples intentos fallidos de trasplante”.

Pero las ganas de vivir las mantuvo siempre arriba, con el apoyo de Sibele Augusta.

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La gravedad y muerte de Sibele Augusta

Hace dos meses fue Sibele Augusta quien, de manera sorpresiva, enfermó.

La mujer, dijo El Tiempo, sufrió de un derrame cerebral y a la vuelta de unos días los médicos notificaron a su esposo e hijos que tenía muerte cerebral.

En esos momentos duros, la familia recordó cómo ella hablaba de la donación de órganos y acordaron cumplir lo que tanto comentó.

Mário, el que la enamoró en unas cortas vacaciones en 1980 y la llevó al altar seis meses después de haberla conocido, recibió uno de los riñones de su pareja. Es así como el amor tiene múltiples maneras de expresarse.

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Desde planos distintos, siguen unidos. Mário declaró: “La muerte no nos separará. Moriremos juntos porque un pedazo de ella está dentro de mí. Esto es lo que nos da fuerza para continuar”.

Este hombre sabía cuánto quería ella que para él acabara “el sufrimiento de la hemodiálisis”.

Los recuerdos con Sibele Augusta los atesora. Mira hacia atrás y afirma: “Tuve tiempo de disfrutar la vida gracias a ella”.

(I)

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