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Este es el pueblo colombiano que celebra Navidad en febrero ¿por qué lo hacen?

Durante cuatro días de febrero “las calles de Quinimayó se llenan de música y cultura”. En ese pueblo, al ritmo de la juga nace el Niño Jesús

La ilusión de la Navidad y el respeto por un pasado que los enorgullece vive en Quinamayó. Foto: Pexels

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Actualizado el 

En Quinamayó, un poblado de Colombia que toma su nombre de un río , la música y el olor a pólvora, de los fuegos artificiales estallan en febrero para anunciar la llegada de la Navidad.

Sí, en el tradicional febrero del amor, por el Día de San Valentín, en Quinamayó ese es el mes para celebrar el nacimiento del Niño Jesús.

Pero, en ese lar, ubicado en el Valle del Cauca, tiene otro elemento característico y diferenciador, pero es el que logra convocar, con baile y largos recorridos, a todos: su Niño Jesús es negro, señala El Espectador.

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Un Niño Jesús negro

“¡Ya nació el Niño, al Niño hay que adorar!”, es el grito que emociona en este poblado de descendientes de esclavos, traídos de África. En su celebración de la Navidad su Niño Jesús los representa.

En Quinamayó festejan el nacimiento del Niño Dios negro como un símbolo de liberación de los pueblos afros del sur del departamento.

¿Navidad en febrero?

En ese pueblo todo es distinto, pero rico en tradición, cultura y de respeto a un pasado que preservan en el corazón.

La celebración de su Navidad inicia pasada la quincena. De acuerdo con El Espectador, durante cuatro días de febrero “las calles de Quinimayó se llenan de música y cultura”.

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De cara a esos días, “las matronas de la comunidad enseñan a los más pequeños del pueblo las tradiciones afro que heredaron de sus antepasados”.

Con el Niño Jesús negro, dijeron a la agencia EFE hace 10 meses, celebran el rompimiento de las cadenas que oprimieron por años a la comunidad afro, mientras que con bailes tradicionales muestran su alegría por gozar de libertad.

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A los esclavos, que dejaban sus fuerzas trabajando en las haciendas cultivadas con caña de azúcar del departamento del Valle del Cauca, los “amos”, los propietarios de esas tierras, “les prohibían disfrutar de la Navidad el 25 de diciembre”.

El descanso solo era permitido 40 días después. Llegado febrero, “los amos los dejaban salir”.

Así nació la tradición hace más de 150 años: “las comunidades negras se reunían para celebrar el nacimiento del Mesías, que en esta población es negro”.

Sin embargo, otra explicación se ofrece: “El nacimiento del Niño Dios es el 25 de diciembre pero en nuestras comunidades negras tenemos la creencia que hay que guardar la dieta (cuarentena) de la mujer que da a luz a su hijo, entonces no celebramos la Navidad en diciembre sino en febrero”, explicó Holmes Larrahondo, según nota publicada en La Vanguardia.

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Así es la celebración navideña en febrero

Quinamayó queda en el municipio de Jamundí Valle y la Alcaldía señala que atraídos por esta celebración “llegan visitantes de Robles, Villa Paz, El Hormiguero, Navarro, San Antonio, Potrerito, y municipios cercanos con alta población afro”.

La fiesta dura cuatro días y el Niño Dios nace siempre el sábado, el tercero del mes, publicó en el 2021 El Universo. Ese es el día más esperado por los quinamayoreños.

En las voces de las mujeres cantaoras se escuchan “los arrullos y alabaos para el Niño que está por nacer. Es un canto suave, estimulante con el que se mima, se ama y se bendice la llegada del Niño Jesús de Quinamayó”, explica la Alcaldía de Jamundí.

La celebración sigue al ritmo de la juga, “el que hacía olvidar a los ancestros de Quinamayó que eran esclavos”, describe EFE.

Los pobladores y visitantes “invaden las calles principales y comienzan a danzar. Los hombres arrastran los pies y las manos las llevan atrás”, amplía la Alcaldía.

Las mujeres se unen al baile, con sus anchas faldas, para completar la ronda. Arrastran los pies porque es en recuerdo a los esclavos que estaban encadenados

Encendida la fiesta callejera, sigue la Municipalidad explicando, arranca un desfile que se prologa por casi dos horas y termina en una tarima principal.

EFE en febrero pasado narró que se van sumando al recorrido “María” y “San José” guiados por una niña vestida de la “estrella de Oriente”.

Luego “están 12 ángeles, niños también; llegan a recoger a “las indias”, símbolo de las dos culturas que hay en la zona. Luego se encuentran con 12 niños vestidos de soldados con fusiles de palo para custodiar al ‘Salvador”.

Es un honor solo reservado a los padrinos, “dos jovencitas y un jovencito”, el “poder cargar al recién nacido en una canasta dorada, hasta que llegan al “Portal de Belén” hacia la medianoche, donde ya nació Jesús”.

Ese es el momento que año a año espera Quinamayó: “solo se oye juga, aplausos y cantos”.

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Cuando suena la música, describió Mónica Carabalí a EFE, “me corre una corriente por todo el cuerpo. Es recordar mis ancestros. Celebrar que hoy somos libres, que somos felices”.

“Ese niño quiere

que lo arrulle yo,

que lo arrulle

su madre la que la parió”

“A ro ro mi niño

a ro ro mi Dios

duerme vida mía

duerme gran Señor”.

Los “quinamayoreños”están orgullosos de ser negros. Un poblador, con memoria de cronista, para un reportaje de El País, aclaró: “No es solo por el color de piel, ser negro es sentir las costumbres de un pueblo que mantiene su cultura viva”.

(I)

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