El domingo se realizaron las cuestionadas elecciones generales en Nicaragua, en las que ningún candidato opositor al régimen de Daniel Ortega pudo participar por estar arrestado y procesado.

Como era esperado, Ortega fue el ganador, aunque medios como Confidencial citan fuentes privadas para decir que la abstención llegó al 81 %, lo que sería una gran muestra de rechazo a los comicios en medio de una situación de crisis democrática, que ya ha sido denunciada en los meses anteriores por organismos internacionales, organizaciones civiles y Gobiernos extranjeros.

Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, obtuvieron el primer lugar con el 75 %, seguidos por Walter Espinoza (14,4 %), del Partido Liberal Constitucionalista, y Guillermo Osorno (3,44 %), del partido Camino Cristiano Nicaragüense.

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El diario La Prensa también destaca que el proceso electoral estuvo marcado principalmente por las acciones contra la oposición y críticos al Gobierno, llegando a ser detenidos 39 personas, incluyendo siete candidatos presidenciales que querían competir con Ortega. Así como varios partidos y coaliciones fueron sacados de la carrera electoral.

El medio, cuya sede ha sido incautada por el régimen, indicó que pudo constatar la poca afluencia de votantes y que trabajadores del Estado señalaron que fueron obligados a votar por órdenes superiores.

Ahora el problema se vuelve más regional, continental e internacional, puesto que desde el mismo domingo se comenzó a saber qué Gobiernos no reconocerían los resultados, que aumentarían cinco años más a los 14 seguidos que ya lleva Ortega en el poder, sin contar su periodo en los 80 en medio de la guerra civil.

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Antes de que se conocieron los datos de los comicios el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que esto fue una “pantomima de elección”: “La familia Ortega Murillo ahora gobierna Nicaragua como autócratas, no diferente de la familia Somoza contra la que Ortega y los sandinistas lucharon hace cuatro décadas”.

Para Michel Leví, analista y coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar, el escenario de las elecciones en Nicaragua pone al descubierto las posiciones de los países que miran a la democracia como un mecanismo para legitimar gobiernos de facto, que no respetan los principios del estado de derecho y la separación de poderes.

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En ese sentido “los países que legitiman las elecciones en Nicaragua, generalmente utilizan el mismo modus operandi, o pretenden utilizarlo, para legitimarse a nivel interno. Por esa razón, cuando les conviene, invocan el principio de no intervención en los asuntos internos de otros países”, añade Leví. En estos casos se puede citar a Venezuela, Cuba y Rusia, cuyos jefes de Estado son criticados por su autoritarismo, que han reconocido la victoria de Ortega.

Esteban Santos, analista de derecho internacional, también plantea que Nicaragua es un país condenado a vivir con dictadores. Pasó de ser una dictadura de derecha, de 1937 a 1979, con la familia Somoza, a una de izquierda por los entonces héroes sandinistas que derrocaron a esta, pero que luego se aferraron en el poder de 1979 a 1990 y luego de 2007 hasta la actualidad. Siendo el 2017 cuando todo se aceleró en detrimento mayor de la democracia, al designar como vicepresidente a Murillo.

Santos añade que otro problema es que en este país de poco más de seis millones y medio de habitantes, más de la mitad no cree que la democracia sea el mejor sistema de Gobierno.

“Y cómo hacerlo si luego de más de tres décadas de Ortega en el poder, hay nuevas generación que, como en el caso venezolano, no conocen de otro sistema de gobierno ... un régimen que mutó a un sultanato a vista y paciencia de sus habitantes y de la comunidad internacional. En estas elecciones ya no se guardaron ni siquiera las formas. (Ortega es) ahora sí un dictador con todas las letras”, comenta Santos, quien añade que se verá una escalada de sanciones en su contra, además de una posible nueva ola migratoria por la crisis interna y falta de oportunidades.

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Santos ve en la Iglesia católica un protagonismo creciente en la búsqueda de soluciones a este problema, en un país donde más del 90 % se define como cristianos y católicos practicantes.

En cuanto a los mecanismos que tiene la comunidad internacional para ejercer presión, se deberá esperar para ver si permiten buscar una solución o no, tomando en cuenta otros fracasos anteriores, por ejemplo, Venezuela.

“La presión internacional existe. A pesar de que puede ser simbólica es muy importante para evitar la impunidad a nivel global. Sin embargo, se requiere de una comunidad internacional más estructurada, que sea capaz no solo de denunciar sino de tomar medidas efectivas para que los gobiernos que han sido elegidos por la vía de la corrupción no queden impunes. Pero el problema es que la comunidad internacional está dividida por diferentes intereses. Los países con regímenes únicos por años, y no respetan la alternancia en el poder, van a legitimar a otros países que mantengan el mismo principio”, comenta Leví.

Desde Rusia, el presidente Vladimir Putin dijo que su equipo había dicho que se cumplieron las leyes locales y por tanto felicitaba a Ortega.

Mientras que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo que estos comicios carecen de legitimidad.

Cuatro expresidentes latinoamericanos (Fernando Henrique Cardoso, Laura Chinchilla, Juan Manuel Santos y Ricardo Lagos) ya han pedido a la OEA suspender a Nicaragua y quitarle el financiamiento.

El Gobierno de Perú, de izquierda, afirmó que las elecciones celebradas este domingo en Nicaragua no habían sido “libres, justas y transparentes” y, por tanto, “merecen el rechazo de la comunidad internacional”, según un comunicado de su cancillería.

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador también emitió un comunicado rechazando estas elecciones.

Varios países en la región también se han mostrado a favor de desconocer los resultados, mientras otros aún esperaban para comunicar su postura definitiva.

Países que sí reconocen las elecciones en Nicaragua:

  • Rusia
  • Cuba
  • Venezuela
  • Irán
  • Bolivia

Países que no reconocen las elecciones en Nicaragua:

  • Canadá
  • Estados Unidos
  • Unión Europea (27 países)
  • Costa Rica
  • Chile
  • Colombia
  • Panamá
  • Perú
  • Ecuador

No se han pronunciado claramente o han comentado su preocupación en la región:

  • México
  • Argentina
  • Guatemala
  • El Salvador
  • Paraguay
  • Brasil

Durante el día se van sumando más países, pero hasta ahora estos son los que han hecho pública su decisión. (I)