La población de Galápagos, según los resultados del último censo y vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, es de 28.578 habitantes. Un conteo realizado en 2006 registró a 19.184 personas viviendo en las islas, lo cual significa que la población creció el 49 % para 2023.

Este aumento de habitantes del archipiélago (además del incremento de turistas que visitan Galápagos) ha acelerado la presión que genera la presencia de humanos sobre sus ecosistemas, sobre todo porque aumenta la demanda de recursos como el plástico, según una investigación realizada por la Fundación Charles Darwin (FCD), la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, el Zoológico de Saint Louis, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad James Cook, en Australia.

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El estudio, publicado en octubre de 2023 como parte de la tesis de licenciatura de Karina Ramón, galapagueña, se concentra en determinar el consumo de plástico de Chelonoidis porteri, las tortugas gigantes de la isla Santa Cruz.

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Para eso se tomaron muestras fecales de dos grupos distintos de tortugas: uno que en ese momento residía dentro del área protegida de la isla, donde solo se permiten actividades de caza de especies invasoras e investigación, y otro que estaba cerca de poblaciones humanas de la isla debido a sus hábitos migratorios.

Tras recopilar los resultados, los investigadores encontraron solo dos pedazos de desechos dentro de las heces de las tortugas que se alimentaban dentro del área protegida.

En contraste, hallaron 590 desechos en la materia fecal de las tortugas que se movían cerca de zonas pobladas por humanos. 511 de ellos, el 86 %, fueron plásticos. El resto de la basura descubierta correspondió a tela, materiales de construcción, vidrio, metales, papel, cartón y caucho sintético.

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Foto: Cortesía: Rashid Cruz / Fundación Charles Darwin

Ainoa Nieto Claudín, investigadora asociada del Zoológico de Saint Louis y de la FCD que formó parte del estudio, matiza lo siguiente: aunque el plástico que registraron en el ambiente fue más común que los otros tipos de desechos que hallaron, las tortugas defecaron incluso más plástico en proporción.

“Están comiendo plástico porque hay mucho plástico, pero también es un residuo que no se degrada, a diferencia del papel o el cartón, puede permanecer muchísimo tiempo”, explica la investigadora.

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Otro hallazgo fue que las tortugas defecaron plásticos de ciertos colores en mayor cantidad que otros. Según la publicación, los quelonios distinguen bien el rojo, amarillo y naranja, lo cual podría explicar su atracción por alimentos de colores más llamativos que otros.

Las tortugas estudiadas consumieron plásticos verdes, blancos y celestes con mayor frecuencia, lo cual lleva a los investigadores a teorizar que podrían confundirlos con vegetación.

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Nieto Claudín agrega que si se determina que prefieren ciertos colores, se podrían tomar medidas para prohibir plásticos de esos tonos en las islas.

Aunque la científica reconoce que el aumento del turismo incrementa el consumo de alimentos, lo cual aumenta los plásticos desechados en el archipiélago, agrega que el origen del problema no son ni los galapagueños ni los turistas, sino la mala gestión de los desechos.

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“Al final la idea de esto es dar datos para proponer soluciones, y lograr que la gente se comprometa a formar parte de la solución a la problemática”. (I)