Nota del editor: Estimado lector, esta información es parte de nuestro contenido premium preparado al finalizar el 2023. En su contenido encontrará uno de los hechos destacados de este año y por ello el acceso lo hemos dejado abierto.


Aunque el tráfico de vida silvestre está penado con uno a tres años de cárcel por el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal, las boas, pájaros y tortugas siguen siendo blancos populares de traficantes.

Publicidad

Las aves son las más afectadas, según cifras del proyecto Sistema Nacional de Control Forestal y Vida Silvestre, del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica.

Tres especies de pájaros figuran dentro de la lista de las diez más traficadas: el loro cabeciazul con 14 especímenes retenidos, la amazona alinaranja con 11 y el periquito del Pacífico, con 5 en total.

Tráfico de especies, un delito que no se detuvo en 2022 en Ecuador: loros, boas tortugas y monos fueron las especies más traficadas

Las aves son traficadas en su mayoría para que sean mascotas. Paolo Piedrahita, docente investigador de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, indica que estos animales sufren de traumas cuando son traficados: se les cortan las plumas primariaspara que no puedan volar y escapar. Su salud también sufre por su alimentación en cautiverio, que difícilmente puede cumplir los requerimientos nutricionales del animal.

“Algunas personas se limitan a pensar que las aves solo comen semillas o alpiste, que no suplen completamente la nutrición del animal”, indica.

Publicidad

Sin embargo, a diferencia del 2022, cuando la lista la encabezó el loro cabeciazul, en el 2023 la especie más decomisada por la cartera de Estado fue la boa matacaballos, con 18 especímenes del reptil.

3 monos aulladores de manto dorado fueron rescatados por el Mnisterio de Ambiente de enero a diciembre de 2023. Foto: Julián Pérez

Le siguen el loro cabeciazul, la tortugas motelo y charapa, la amazona alinaranja (una especie de ave), el ciervo de cola blanca y el pecarí de collar.

Estos dos últimos serían traficados para consumir su carne, según Piedrahita, a diferencia del resto de especies, valoradas como mascotas.

Estas son las especies más traficadas en Ecuador

  • Boa matacaballos - 18 retenidos
  • Loro cabeciazul - 14 retenidos
  • Tortuga motelo - 13 retenidas
  • Tortuga charapa - 12 retenidas
  • Amazona alinaranja - 11 retenidos
  • Ciervo de cola blanca - 7 retenidos
  • Pecarí de collar - 7 retenidos
  • Periquito del Pacífico - 5 retenidos
  • Mono chorongo - 4 retenidos
  • Mono aullador de manto dorado - 3 retenidos

Según Ivette Solís, bióloga y fundadora de la Fundación Amazona Lilacina, el tráfico de especies silvestres está ligado al crimen organizado. En una conferencia de la Sociedad de Conservación de la Fauna Silvestre, recuerda, los exponentes dijeron que las rutas por las que pasa la fauna de forma ilegal son las mismas que usan bandas narcodelictivas.

Añade, además, que un loro mediano cuesta de $ 50 a $ 350, mientras que las especies grandes pueden llegar a costar hasta $ 500 en el mercado negro. Si los traficantes logran llevar un papagayo al exterior, pueden venderlo hasta en $ 10.000.

Ecuador recibió tres premios internacionales por canje de deuda por naturaleza que protege las islas Galápagos

Estos animales, además de ser traficados, lidian con otras presiones que amenazan su supervivencia, como la contaminación y la deforestación. Las poblaciones de tortugas motelo y charapas, por ejemplo, están en estado de conservación vulnerable segun la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

El periquito del Pacífico es una presa popular de los traficantes. Foto: Julián Pérez

Piedrahita explica que tenerlas como mascotas “rompe el ciclo de vida, no se generan nuevos individuos para la población”, pues se las captura y comercializa como crías.

Tener vida silvestre en cautiverio es algo normalizado, según ambos expertos, a pesar de que sea penado por la ley. Piedrahita ha sido testigo de casos de animales capturados en fincas con el fin de presumirlos.

En su proyecto llamado Viva la Biodiversidad, que se enfoca en combatir el tráfico de especies desde un ángulo educativo, trabajando con niños en escuelas públicas y privadas de Guayaquil, Solís también busca cambiar las perspectivas de adultos a través de sus hijos, combatiendo la normalización de tener estas especies en cautiverio con la educación.

Mediante la investigación realizada por el proyecto han averiguado que sus encuestados no saben que la tenencia de vida silvestre es un delito y que afecta a las poblaciones de los animales traficados. (I)