Las remesas que llegaron al país del exterior durante 2022 sumaron la cifra récord de 4.743,54 millones de dólares, según las últimas cifras publicadas por el Banco Central del Ecuador este mes.

Es un aumento del 8,73 % con respecto al 2021, cuando alcanzaron los 4.362,63 millones de dólares.

“Durante 2022 el flujo de remesas que ingresó al país representó un nuevo récord histórico en la serie estadística”, indica el informe del BCE.

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El incremento se atribuye “principalmente a la recuperación económica registrada en Estados Unidos (nación que representa el 70 % del monto total de las remesas). En los casos de España e Italia, a pesar de observar un mejoramiento de sus economías, los flujos de remesas (provenientes de esos dos países) experimentaron una disminución (del 13,91 % y 9,81 % en su orden) en 2022”.

El monto enviado al Ecuador por la población migrante representó el 4,09 % del Producto Interno Bruto del 2022 (PIB). Este es el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país durante un periodo determinado, normalmente de un año.

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Un aporte importante a la economía nacional dolarizada, indica Alberto Acosta Burneo, editor de la revista semanal Análisis Económico.

“Sirve para que las familias completen su consumo, con ello arreglan la vivienda o se mantienen, es un alivio y en la economía nacional sostiene e impulsa el consumo de la población más vulnerable, que son por lo general los familiares de los migrantes”.

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Ecuador es el país de América del Sur donde las remesas tienen un mayor peso en su economía, sin contar a Venezuela de la que no hay datos exactos.

Pedro Romero, profesor de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), recalca que es una inyección de capital que finalmente se consume dentro de la economía local.

“Los 4.743,54 millones de dólares en remesas es la séptima parte del presupuesto total del Estado, es también un rubro similar a lo que se recauda por el cobro del impuesto al valor agregado (IVA) con la diferencia de que este dinero llega a cientos de miles de familias de niveles socioeconómicos medios y bajos de forma directa. Con ello se mejora el nivel de compra de estas, lo que aumenta la demanda agregada dentro del país, por ende hay más ventas. Es una ayuda para que las empresas mantengan sus flujos de caja”, afirma Romero.

Mientras que en el caso de la recaudación de impuestos, recalca Romero, es quitar al sector privado para financiar al público, entonces el dinero de los tributos se puede gastar inclusive en cancelar los préstamos del país al exterior, es decir, es un flujo que sale. “Las remesas ingresan directamente a las familias, no hay filtro, estas deciden gastar, pagar deudas, invertir, el beneficio es más directo”.

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Lo enviado el año pasado aumentó el 46,65 % respecto al 2019 (año prepandemia), lo que evidencia también una explosión migratoria con población ecuatoriana que está saliendo del país para trabajar en el exterior, principalmente en Estados Unidos. “Estos fondos ayudan a suplir las necesidades de consumo o incluso como inversión, ya que algunos expanden sus negocios con ese dinero o cancelan las deudas que tienen dentro del país”, agrega Romero.

Esta fuente de ingresos refleja la falta de oportunidades que hay en el país, indica Acosta, porque son el resultado de una emigración importante tras la crisis económica de 1999. A partir de 2020 se produjo una nueva ola migratoria, según las cifras del Ministerio del Interior. “Lamentablemente la situación interna del país no es lo suficientemente fuerte como para generar plazas de empleo adecuados, por eso es que continúa la tendencia de salir del país en busca de oportunidades”.

El 50,81 % del flujo de remesas fue enviado a través de los bancos privados, las empresas remesadoras tuvieron una participación del 46,27 % y las cooperativas de ahorro y crédito y asociaciones mutualistas movieron el 2,92 % restante.

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El dinero que llega a Ecuador enviado por la población migrante es superior a la inversión extranjera directa (IED) que arriba al país. Esta última alcanzó los 788,05 millones de dólares en 2022, la sexta parte del total de remesas recibidas durante el año pasado.

“Las condiciones económicas del Ecuador se han deteriorado, sobre todo a partir del 2015, más el terremoto del 2016, la pandemia del COVID-19, la incertidumbre política y la criminalidad ha hecho más difícil y riesgoso abrir un negocio o encontrar un trabajo formal, lo que empuja a la población a salir del país”, asegura Romero.

Sin embargo, hay una diferencia entre las remesas y la IED, ya que las primeras se van principalmente en consumo y no sirve para mejorar la capacidad productiva nacional, señala Acosta, mientras que la IED es inversión en producción. “Lo negativo es que la llegada de capitales para elevar la capacidad productiva es muy limitada. Esto es parte de la debilidad de la economía ecuatoriana, en la que se consumo mucho y se invierte poco, entonces no se generan las oportunidades suficientes, lo que retroalimenta los procesos migratorios al exterior”.

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Hay casi 600.000 plazas menos de empleo pleno o adecuado (personas que ganan igual o más que el salario mínimo) en diciembre del 2022 respecto al mismo mes del 2014, según las cifras oficiales.

La IED creció el 21,75 % en 2022 con respecto al 2021. El incremento se observa en cuatro actividades (de las nueve que mide el Banco Central del Ecuador), que son electricidad, agua y gas (791 %), agricultura, silvicultura, caza y pesca (741 %), servicios prestados a las empresas (494 %) y en el comercio (21,16 %).

Sin embargo, el crecimiento de un año a otro fue más modesto porque hubo desinversión o disminuyó en los sectores de la explotación de minas y canteras (-282 %), servicios comunales, sociales y personales (-213 %), construcción (-96 %), industria manufacturera (-81 %) y en el transporte, almacenamiento y comunicaciones (-69 %).

Incluso se registra una caída del 19,51 % del valor total invertido en 2022 si se compara con el 2019, año previo a la pandemia.

El régimen actual de Guillermo Lasso planteó en su momento la meta de conseguir 30.000 millones de dólares de IED. “Esto era parte de una campaña que ya no la hacen desde hace un año. Muchas de las propuestas de ley que el Ejecutivo envió al Legislativo, que no pasaron, impulsaban esto, pero una de las críticas es que no se promovía el tema de abaratar los costos financieros”, señala Romero. (I)