La noche del pasado 15 de enero, fecha de la gala de los Premios Emmy en Los Ángeles, al mantense Daniel Balda le empezaron a llegar fotos de su hija, Jes Anderson, ataviada en un vestido y sosteniendo un trofeo con su nombre en el Peacock Theater.

Al día siguiente la llamó. “De la nada me llegan fotos tuyas con un premio”, recuerda Jes que le dijo su padre. La inmigrante de segunda generación, de 35 años, se llevó el galardón por su trabajo como productora de la serie Beef, disponible en Netflix, que se llevó tres Golden Globes, cuatro Critics Choice Awards y ocho Emmy.

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Aunque tiene una excelente relación con su padre, admite que le gusta llevar sus logros con humildad. “Asumí que ya se lo había contado a mi papá”, explica Jes.

Agrega, además, que la tierra de su padre siempre ha sido parte de su identidad y la de sus dos hermanas mayores.

“La hija de un manaba se ganó un Emmy”: así cuenta Daniel el logro de Jes, quien conversó con Diario EL UNIVERSO sobre sus inicios en el mundo artístico, su primer gran trabajo como asistente de producción en una película de Leonardo DiCaprio y su relación con Ecuador.

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Su padre dijo que estudió en un colegio que se centra en las artes en Nueva York. ¿Cómo se inició en el mundo del espectáculo?

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La escuela a la que fui cuando era pequeña tenía clases de drama y de teatro. Siempre me incliné hacia eso, aunque siempre me gustó el deporte, pues me crie jugando fútbol competitivamente. Cuando crecí y ya era hora de elegir una escuela secundaria, encontré una en Nueva York y les dije a mis padres que quería ir ahí. Me dejaron audicionar, aunque luego me enteré de que ellos no pensaban que me aceptarían y por eso me dejaron.

Cuando me aceptaron, mi papá me dijo: “Bueno, iré contigo”.

¿Cómo fue ese cambio?

Uf, eso fue... La ciudad en sí es increíble, pero es un gran culture shock al venir de Texas. Es una ciudad diferente, con creencias distintas. También tuve el desafío de que mis padres se separaron cuando yo era más jóven; entonces, crecí con mi papá, con quien no tenía una relación en realidad. En realidad somos muy similares. Fue difícil en su momento, pero valió la pena porque ahora tenemos una gran relación.

Foto: Cortesía

Luego estudió en Australia. ¿Cuál fue su primera gran oportunidad en la industria audiovisual?

Trabajar en El gran Gatsby (protagonizada por Leonardo DiCaprio). Me encontré a mí misma en el set de esa película; estaban filmando en Sídney. Fue muy emocionante. Ahí conocí a alguien de la industria que vivía en Los Ángeles que me dijo que tenía que mudarme allá, y lo hicimos. Lo digo en plural porque en Australia conocí a mi esposo. Vinimos a Los Ángeles hace once años.

Fui asistente de producción. Estaba pronta a aprender lo que pudiera. Esa es la mejor manera de empezar, porque puedes ver lo que hace cada departamento y sus necesidades.

Llegamos a Los Ángeles y el primer trabajo que hice fue sin paga. No teníamos dinero; comíamos arroz y fideos con mantequilla. Esos primeros trabajos fueron los más duros; eran jornadas de catorce horas, pero al mismo tiempo son unos de mis trabajos favoritos que he hecho.

¿Cuál fue su rol en Beef?

Mi trabajo empieza antes de siquiera llegar a la etapa de producción. Una vez que logramos vender el programa, empezamos a armar el presupuesto y a ver el calendario. El trabajo se basa mucho en el calendario y en los tiempos. Estamos desde el comienzo, desde cuando empieza el proceso de escribir la serie, contratar a los escritores. Eso toma alrededor de 20 semanas, a veces más. Luego analizamos el guion, si es viable económicamente. Luego el casting. Nos preparamos para tener algo para grabar en el primer día.

Me gusta pensar que me dedico a resolver problemas, a encontrarle la vuelta a lo que sea que surja que no está saliendo bien, aunque no necesariamente somos los que podemos solucionarlos, pero los productores sabemos lo que debe lograrse.

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¿Se esperaba que Beef arrase con premios como lo ha hecho?

No, porque creo que, cuando estás trabajando en algo, esa no es la intención. Siempre tienes esperanza de que el show va a resonar con la audiencia y que el programa será increíble; pero, cuando estás en el proceso, solo mantienes un perfil bajo y tratas de apoyar lo que el showrunner quiera hacer.

Creo que ha sido más dulce porque no me lo esperaba.

¿Cómo se sintió cuando anunciaron que ganaron?

Se sintió genial. Sabíamos que éramos favoritos a muchos de estos premios, pero creo que por mi naturaleza de deportista me había mentalizado a que podría ganar alguien más. ¿A quién no le gusta que derroten al favorito? Igual creo que teníamos confianza. Al final me sentí aliviada.

Foto: Cortesía

En 2019 visitó Ecuador por primera vez: ¿qué fue lo que más le impactó del país?

Había mucha expectativa detrás de ese viaje, porque teníamos esa conexión con Ecuador pero nunca habíamos tenido la oportunidad de ir. Mi tía nos visita bastante, entonces Ecuador siempre es parte de la conversación. Estaba muy emocionada de conocer el lugar de donde soy.

Mi papá armó un tour de las tres ciudades principales. Empezamos en Quito; las montañas son hermosas. Luego bajamos a Guayaquil y no estaba preparada para la humedad, hacía mucho calor. También hubo un pequeño choque cultural. Acá usamos shorts cuando hace calor, y eso no pasa allá. Recuerdo que me pregunté: “¿Cómo sobreviven?”.

Tenemos muchos familiares en Guayaquil. Fuimos a una fiesta gigante donde conocimos a muchos de ellos. Fue increíble. Terminamos en Manta, donde crecieron mi papá y mi abuela. Fue lindo comenzar en las montañas y terminar en la playa. Es un país lleno de gente hermosa, cultura genial y comida deliciosa. Siempre hay ese sentimiento de que somos de ahí; esta es nuestra gente. No quiero llamarlo una venida a casa, pero ver de dónde vino mi papá fue muy especial.

¿Cuál fue la comida que más le gustó cuando vino?

El arroz con pollo. Intenté comer cuy, pero no pude.

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¿Siempre llevó esa identidad con usted?

Mi papá lleva tanto tiempo acá que cuando vuelve a Ecuador le dicen “gringo”; es muy gracioso. Mis hermanas y yo siempre tuvimos presente que somos hijas de un migrante. Mi papá recién se convirtió en ciudadano estadounidense hace apenas diez años. Su papá murió cuando era joven y vino a Estados Unidos; estuvo en el Ejército. Gracias a eso puedo vivir mis sueños.

¿Fue difícil abrirse paso en una industria tan competitiva?

Sí. Creo que tener una ética de trabajo es importante, tener una buena actitud. Pero también tengo mi fe, y creo que Dios me ha puesto en un camino. Creo que esos factores me pusieron donde estoy.

¿Cómo fue trabajar con Steven Yeun?

Es muy buen tipo. Definitivamente no te decepciona. (E)

Jes Anderson aclaró que sus declaraciones no representan de ninguna forma al estudio donde trabaja.