La psiquiatra de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, Julieta Sagñay, elaboró una guía para identificar cuando una persona es adicta a los juegos de azar, lo que en términos médicos se denomina como ludópata.

Para saber si se sufre de una ludopatía, dice Sagñay, primero se debe diferenciar lo normal de lo anormal y tener claro que el “juego” es una actividad en la que un sujeto arriesga un objeto de valor a cambio de otro considerado con un valor más superior.

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Es decir, agrega la especialista, que el juego puede pasar de ser una costumbre apacible y liberadora, a una enfermedad en donde el individuo pierde el control y aparecen síntomas de abstinencia como irritabilidad, inquietud y malestar general cuando no puede jugar.

A continuación, los seis síntomas para identificar a un ludópata:

1) Irritabilidad

El jugador compulsivo generalmente se irrita fácilmente y expresa su agresividad de forma verbal o física. Comúnmente refleja mal humor y no controla sus impulsos, es grosero.

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2) Inquietud por jugar

Debido a que el perder o ganar se vuelve una preocupación, en el ludópata se produce una intranquilidad anímica. Esto afecta notablemente al estado de ánimo y desfavorece la concentración en cosas verdaderamente relevantes como el trabajo, la familia, proyectos, salud, etc.

Otra consecuencia es el agotamiento mental lo que produce una carga emocional y consecuentemente lleva a la persona a la depresión.

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3) Mentiras

Llevados por la enfermedad, el ludópata mentirá en su afán de que no se descubra la cantidad de dinero que utiliza en sus apuestas o juegos de azar, convirtiendo la mentira en un hábito con el potencial riesgo de desarrollar un trastorno de la personalidad.

4) Juega a escondidas

En su afán de no rendir cuentas a nadie, el ludópata saciará su adicción a escondidas. Esto le resulta de una u otra forma emocionante y parte del juego. El jugar sin que nadie de su familia lo sepa es su oportunidad de saborear su adicción, durante varias horas, hasta perderlo todo.

5) Presta dinero

Para el ludópata resulta una buena idea prestar dinero a un familiar o conocido con el fin de gastarlo en el juego. Así mira de esta forma su propio interés sin medir las consecuencias, desestimando la posibilidad de que algo salga mal (pierda) y su obligación de pagar la deuda adquirida.

6) El juego ocupa su mente

El ludópata pasa todo el día pensando en el dinero que ganó y que perdió producto de su vicio, quitándole la tranquilidad y atención. De forma extrema, tiene puesta su atención en el juego, excluyendo la información que le rodea.

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Hay una gran variedad de tratamientos para el jugador patológico que incluyen el consejo, los grupos de autoayuda y la medicación psiquiátrica. La persona luego de haber pasado por un proceso real y honesto de cambio puede llegar a rehabilitar sus capacidades, entre ellas la de autocontrol y otros comportamientos afectados por el juego.

Si en la familia existen antecedentes de algún tipo de adicción, el método más claro y efectivo para prevenir y no caer en la ludopatía es no jugar nunca, recomienda Sagñay. (I)