Shuyun Calazacón es una niña que toca marimba en la nacionalidad tsáchila. El gusto por la música lo heredó de su bisabuelo, quien la motivó y la puso en contacto con esta tradición. Su sueño es ser marimbera reconocida y para ello se prepara en su comuna. Y ya se ha presentado en festivales.

Con 10 años, Shuyun entona varios ritmos de marimba que tiene su nacionalidad. Ella es parte del grupo cultural del centro Mushily y realiza presentaciones a los turistas.

Su historia con este instrumento de percusión, la marimba (que también es característico del pueblo afro), nació cuando tenía 5 años y su bisabuelo, Liborio Calazacón, que en ese entonces vivía, la llevaba a ensayos.

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“Su bisabuelo la cargaba y con ella tocaba la marimba, por eso desde pequeñita desarrolló ese gusto por la música”, indica su madre, Kualuly Calazacón.

Shuyun explica que en castellano su nombre significa arco iris y que desde los 5 años aprendió a escuchar los compases del instrumento, esto hizo que empezara a tocarlo de manera empírica y poco a poco fue desarrollando la habilidad junto a otros marimberos de su comuna, que se ubica en Chigüilpe, Santo Domingo.

“Para tocar es necesario tener un buen oído y saber distinguir los sonidos”, asegura la niña. También dice que para ser un buen marimbero es necesario ser un buen danzante, por ello siempre practica ambas actividades culturales.

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Su tío Abraham Calazacón cuenta que Shuyun es una niña con muchas habilidades musicales, que en su tierna edad ha logrado aprender las entonaciones más complejas que tienen los tsáchilas. “Nosotros tenemos diferentes entonaciones que se desarrollan junto a la danza”, manifiesta.

Los tres tipos de música en marimba que mantienen son: la danza del ave, la danza de la cacería y pesca y el kunta pinda. Este último es el más complejo de aprender, debido a que tiene un compás muy corto en sus tiempos y se desarrolla con rapidez, porque la danza se realiza con pequeños saltos muy rápidos, que son hechos con la punta del pie, agrega.

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Para Calazacón, su sobrina ha logrado captar el ritmo del kunta pinta, lo que le permite tener un mayor desenvolvimiento cuando toca el instrumento, esto le ha permitido presentarse en festivales de la nacionalidad y en los eventos que se desarrollan en Mushily.

Una de las cosas que le permite a la niña realizar composiciones en la marimba es el canto de las aves. “Me gusta escucharlas porque tienen un ritmo único y yo les sigo el paso, eso me ayuda a coger el paso de nuestras canciones”, dice.

Su madre detalla que en años anteriores era casi imposible que las mujeres toquen instrumentos en la nacionalidad, pero con los cambios sociales que se están dando ahora muchas tsáchilas empiezan a ser músicos y compositoras, lo que les permite presentar una nueva opción de mantener su cultura.

“Me llena de orgullo que mi hija sea músico. Es importante que los niños continúen con nuestras tradiciones y se mantenga el legado de nuestros abuelos que llegaron a Santo Domingo”, dice la mamá. (F)

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