El abogado brasileño Paulo Abrao asumirá la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tomando la coordinación por los próximos cuatro años de un organismo en profunda crisis financiera y bajo presión política.

Abrao, doctor en derecho y actual secretario ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur, sustituirá al mexicano Emilio Álvarez Icaza, quien culmina el 15 de agosto su mandato al frente del organismo autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), anunció la CIDH este miércoles.

La Comisión parece haber valorado para su designación el bagaje profesional de Abrao, quien fue secretario del ministerio de Justicia de Brasil y actualmente preside una Comisión de Amnistía que busca reparar a las víctimas de la dictadura militar brasileña.

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Abrao superó en la última etapa de selección de candidatos a la abogada estadounidense y actual secretaria ejecutiva adjunta de la CIDH, Elizabeth Abi-Mershed; a la exsenadora y exministra de Belice, Lisa Shoman; al abogado y periodista colombiano Michael Reed-Hurtado y al abogado uruguayo Renzo Pomi.

Falta de fondos, tema prioritario

De 41 años, el jurista brasilero asumirá la CIDH en medio de una profunda crisis financiera: con un millón de dólares menos que el año pasado en su presupuesto, el organismo informó en mayo que debió suspender las visitas a los países del continente y que corre el riesgo de tener que despedir al 40% de su personal.

Abrao dijo que la falta de fondos será un tema prioritario en su gestión y se mostró "optimista" de encontrar recursos, tanto a través de las contribuciones obligatorias de los 34 países de la OEA como de fondos voluntarios.

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La OEA destina 6% de su presupuesto a la CIDH, que obtiene una mitad de sus fondos de donaciones. Pero entre 2014 y 2016, las donaciones a la CIDH cayeron de 5,3 millones de dólares a 2,8 millones, especialmente a medida que los países europeos desviaron su atención a la crisis de los refugiados o el conflicto en Siria.

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"Una diplomacia preventiva con contacto permanente con las misiones de los Estados podrá ser efectiva en sentido de modificar muy rápidamente esta realidad", dijo Abrao a periodistas en Washington, sin precisar un calendario para esa iniciativa.

Crisis no superada

Abrao acusa su vocación por la defensa de los derechos humanos a una formación en el activismo social católico y vivir su juventud durante el proceso de democratización que siguió al fin de la dictadura en Brasil, en 1985.

Dijo que trabajará para reducir el retraso procesal en la revisión de casos, al tiempo que promoverá un mayor acercamiento con los sistemas de justicia de los países de la CIDH, que es criticada frecuentemente por los gobiernos de Ecuador, México y Venezuela.

Abrao desestimó la recomendación hecha recientemente por México de mudar el organismo a San José, sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, valorando la numerosa presencia en Washington de periodistas y organismos de derechos humanos.

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"Lo principal es mantener la visibilidad del órgano y la visibilidad de las violaciones de derechos humanos", dijo.

Pero su primera tarea será mantener a flote la CIDH, que había anunciado que los contratos de 40% de su personal vencen a finales de julio. (I)