El papa Francisco dictó este domingo una serie de pautas a los nuevos cardenales: nada de intrigas, chismes, pactos de poder ni favoritismos.

Durante su homilía en la Basílica de San Pedro, el pontífice dijo a los 19 hombres que fueron elevados el sábado al rango de cardenal que eviten comportarse como si estuvieran en una corte real y les pidió "ser santos".

Para lograr este propósito, el papa les recomendó que simplemente amen a quienes les sean hostiles o hablen mal de ellos y que "sonrían a quienes quizá no lo merezcan".

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Los cardenales ayudan al pontífice en la preparación de políticas y eligen a los nuevos papas.

Predicador de la humildad, Francisco intenta reformar la jerarquía de la iglesia, a menudo empañada por la arrogancia, el egotismo, la mezquindad y la mala fe. Escándalos que involucran corrupción y poder tocaron lo alto de la burocracia vaticana en los últimos años, antes de que el papa nacido en Argentina fuera elegido en marzo del año pasado.

El domingo, mientras daba su mensaje a los fieles en la Plaza de San Pedro, Francisco fue interrumpido por vítores y aplausos cuando -alzando el dedo- dijo que los obispos, cardenales y el papa deben ser "buenos sirvientes, no buenos jefes" del pueblo de Dios.

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Con su papado a punto de cumplir un año, Francisco ha atraído a enormes multitudes para la tradicional aparición de los domingos al mediodía desde una ventana del Palacio Apostólico que da hacia la explanada del Vaticano.

En este día ventoso y soleado, la extensa plaza estaba repleta de decenas de miles de personas, unas dos o tres veces el tamaño de las multitudes que algunas ocasiones llegaban a ver su antecesor Benedicto XVI.

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El lenguaje sencillo y costumbres terrenales de Francisco ha sido un importante imán.

En la misa para ordenar a los nuevos cardenales, el papa pidió a los eclesiásticos tener las prioridades correctas, diciendo que Jesús no murió en la cruz para "enseñarnos buenos modales".