Entre el 2005 y el 2011, China concedió unos $ 75 mil millones en compromisos de préstamos a países latinoamericanos, de los cuales $ 46 mil millones se dieron a cambio de petróleo. El dato surge del estudio ‘Los nuevos bancos en la ciudad: el financiamiento chino en América Latina’, publicado en el 2012 por el economista Kevin Gallagher, de la Universidad de Boston, y Amos Irwin y Katherine Koleski, del Centro de Desarrollo Global y Medio Ambiente de la Universidad de Tufts, Estados Unidos.

Según la investigación, Argentina, Ecuador, Venezuela y Brasil concentraron el 91% del financiamiento chino en estos seis años y son los principales prestamistas debido –a excepción de Brasil– a la dificultad que tienen para acceder a los mercados y a su perfil de recurrir en menor medida a la inversión privada.

China se respalda con petróleo o exige compra de equipos y contratos con empresas de su país. Su razón para prestar, dice el estudio, es diversificar sus inversiones, internacionalizar el yuan y ofrecer oportunidades a sus empresas mientras garantiza el acceso a recursos naturales.

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Solo en el 2010, con el banco de Desarrollo, el Ex-Im Bank chino y el Banco Industrial y Comercial, China hizo más préstamos a América Latina ($ 37 mil millones) que el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ex-Im Bank de EE.UU. juntos.

Los créditos chinos se destinan en un 87% a energía, minería, infraestructura, transporte y vivienda, mientras que solo el 29% de préstamos del BID y 34% del BM van a estas áreas. El estudio aclara que China compra una cantidad preacordada de barriles de petróleo, pero paga el precio de mercado del día del envío y alerta de posibles impactos ambientales, ya que la mayoría de los préstamos es para industrias sensibles.