Veíamos la previa del choque entre la Real Sociedad y el Inter de Milán. El coqueto estadio Reale Arena vibraba rebosante de público como nunca. La Real volvía a Champions después de diez años y el orgullo donostiarra rezumaba en el fervor de su gente; miles de banderas albiazules flameaban. El marco era maravilloso: el colorido, la pulcritud, el perfecto césped de un verdor que cegaba, todo dentro de un orden y una prolijidad encantadores. ¡Qué cuadro…! Y aún no salían los equipos. Luego hubo partido que terminó en empate a uno, pero el espectáculo ya lo había garantizado la puesta en escena. La Champions obliga a vestirse de gala.

Hasta los ‘60, en el organigrama de los clubes ingleses primero estaba el presidente; segundo, el general manager, encargado de contratar jugadores y dirigir el primer equipo; y tercero, el groundsman, o sea, el encargado del campo de juego. Tal era la importancia que se confería al estado de la grama, no solo por el juego, sino por efecto visual en los aficionados. En Sudamérica recién lo estamos entendiendo. Nuestros cancheros aún son los últimos del escalafón.

La Copa Libertadores ha mejorado ostensiblemente. Hay una clara intención por jerarquizar los torneos en Sudamérica, pero aún nos cuesta cuidar el detalle, la limpieza y belleza del espectáculo más allá de la pelota, lo más fácil, pues no se necesita presupuesto para ello.

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Volvió la Champions, el torneo de clubes más atractivo del mundo y nos atrajo al televisor, como siempre. Se disputó la primera fecha de la fase de grupos. El partido resaltante, por los nombres estelares, era el Bayern Munich recibiendo al Manchester United. Dieciséis finales entre ambos. Dos pesos pesados. Y cumplieron. Ganó el Bayern 4 a 3 en un resultado demasiado mentiroso. Era, mínimo, para 7 u 8 a 3. Raro que los alemanes dilapiden tanto. Pese a lo que dice el 4-3, fue muy desparejo el nivel de ambos. Aunque solo es el primer partido, el Bayern se postuló de favorito al título una vez más, en tanto el United se bajó de ese pedestal.

El Bayern hizo una profunda renovación en su plantel. Se fueron quince integrantes y llegaron cinco, pero repotenció sus fuerzas. Ya no están Pavard, Lucas Hernández, Mané, el arquero Sommer, João Cancelo, Daley Blind, Sabitzer, entre otros. Llegaron Harry Kane, Raphael Guerreiro y el muy buen zaguero surcoreano Kim Min-Jae, por quien se pagaron 50 millones de euros al Napoli. El Bayern no duda: tuvo por años un ‘9′ extraordinario, Lewandowski; se le fue y lo suplió con Mané; no funcionó y fue a lo seguro, al mejor: Harry Kane. Cien millones pagó, pero Harry vale cada centavo. Y, además, se quedaron Kimmich y Goretzka, siguen Sané, Gnabry y Coman, el fenomenal Alphonso Davies, y la gran esperanza del fútbol germano: Jamal Musiala, quien le dio el título de la Bundesliga 2022-2023 con una genialidad en el minuto 89 del último partido.

Siempre tan prudente y acertado en el mercado, se vio un Bayern muy alemán, una mezcla de confiabilidad, potencia y seriedad en su juego. El Manchester United, que cumple diez años sin su benemérito Alex Ferguson, lleva el mismo tiempo de confusión y fracasos. Gastó otra vez 200 € millones para armar un conjunto sin garantías, lleno de medianías que no están para esa camiseta. Las diferencias en el juego fueron abismales: agresivo, decidido, intenso, desequilibrante el cuadro muniqués; dubitativo, endeble el manchesteriano, haciendo agua por diversos lados. Erik ten Hag apagó varios incendios al llegar, mejoró al equipo y lo clasificó a Champions luego de una temporada aciaga con Gunnar Solskjær y Ralf Rangnick al mando. Pero ahora lleva 17 meses en el cargo y, desde el comienzo de este nuevo curso, los diablos rojos llevan cuatro derrotas sobre seis presentaciones. Lo que se dice horrendo inicio. Este plantel ya lo armó él y el juego es el que él dispone. No le puede echar culpas a nadie. Apenas despunta la 2023-2024 y ya se nota que no está para dar combate.

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La primera fecha fue tan enfática en resultados y actuaciones que ya es posible hablar de candidaturas. ¿Quiénes pueden ser campeones…? El primero es el Manchester City de Guardiola. Hace tres años que está más en vendedor que en comprador, pues esa es la filosofía del Grupo City: vender. Primero se hicieron grandes comprando; ahora invirtieron la ecuación. Se le fueron Gundogan y Mahrez, dos bastiones, pero Guardiola no se relaja nunca y optimiza lo que toca: acumulan seis triunfos en seis salidas al campo. Vencieron por 3-1 al Estrella Roja de Belgrado con un notable doblete de Julián Álvarez, cada día más evolucionado: lucha, juega, marca y asiste. Y sintoniza con Haaland, se buscan y se encuentran. Viene del triplete y es aspirante a todo otra vez el City. Naturalmente, por el juego que propone Pep. Ya no pueden endilgarle el rótulo de ser “el equipo de los millones y las estrellas”. Hay al menos una docena de clubes que han gastado más.

El FC Barcelona goleó por 5-0 al modesto Amberes de Bélgica; sin embargo, más allá del rival y de sus incontables problemas económicos, el Barça vuelve a prometer fútbol del grande, del que lo hizo universal, con Xavi al comando, un discípulo de Guardiola en cuanto al gusto por el juego de posesión y ataque. Ha conformado un plantelazo el club catalán y es muy indicado para ganar todo. Cualquier equipo del mundo que tenga en su medio campo a Frenkie De Jong, Pedri, Gavi, Gundogan, y en su delantera a Raphinha, Yamal, Lewandowski y João Félix, es favorito a todo.

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El Real Madrid ganó a lo Real Madrid: 1 a 0, en el minuto 94 y de rebote. Al Unión Berlín, que debutaba en esta competencia. Pero los dioses siguen alineados con esa camiseta, la llevan puesta. Por eso, y por su historia, entra en el círculo de candidatos. Aunque no es goleador, Jude Bellingham lleva seis anotaciones en cinco partidos y su precio (132 M€) empieza a parecer una ganga.

Luego está el Arsenal, que goleó por 4-0 al PSV Eindhoven holandés. Está cada día más fuerte el equipo londinense y no teme a nada; asume cada partido como cuadro grande. Tiene un grupo de jugadores amplio y de calidad, hambrientos de gloria. Ojo con ellos… Agregamos al Paris Saint-Germain porque renovó su pésima nómina del año pasado con nombres ilusionantes en ofensiva: Kolo Muani, Gonçalo Ramos y Marco Asensio, que sumados a Mbappé le otorgan un poderío notable. La entidad parisina gastó 395 millones en compras. También reforzó la defensa con Skriniar y Lucas Hernández. Y fichó un técnico audaz como Luis Enrique. Arrancó bien: venció por 2-0 al Borussia Dortmund en una zona minada, compuesta además por el Newcastle y el Milan.

Por último, vemos con buenas posibilidades al Inter, finalista de la edición anterior, que gracias a su genial director deportivo Beppe Marotta sigue reforzando una dotación ya de por sí excelente, con un Lautaro Martínez goleador, capitán y estrella absoluta. El Inter no debería tener problemas en avanzar de ronda. Y de rondas. Y dejamos para el final a otro que viene haciendo todo bien en el rubro entradas y salidas: el Napoli, flamante campeón italiano y sensación de la Champions anterior. El club de Maradona ganó de visita por 2-1 al Sporting Braga. Retuvo al nigeriano Osimhen y al georgiano Kvaratskhelia, lo que le garantiza un respetable poder de fuego. Son nuestros ocho candidatos al título, en ese orden.

Volvió la Champions, volvió el espectáculo. (O)

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