La tarde (del sábado anterior) comenzó con una conmoción: Lionel Messi se retiró del campo por una torsión de rodilla, tras choque con Pedro Bigas (de Las Palmas). Intentó seguir y no pudo.

Los análisis dan rotura de ligamento lateral. No es lesión muy grave, la recuperación en plenitud está garantizada, pero sí le va a tener fuera de los campos un par de meses. Para consuelo del Barça en la desgracia, en ese periodo hay dos pausas de selección, con lo que se perderá algún partido menos con los blaugrana. En el horizonte se dibuja ya la duda de si estará o no a tiempo para el primer clásico de la temporada, que será en el Santiago Bernabéu el 21 de noviembre próximo.

Y para más consuelo del Barça, que ganó su partido con dos goles de Luis Suárez y susto al final, el Real Madrid se dejó dos puntos inesperadamente ante un buen Málaga (0-0), pero esta vez no fue culpa suya. Si acaso se le puede reprochar algo en el primer tiempo, pero en el segundo echó todo el carbón en la locomotora.

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El causante del empate final fue (el arquero Carlos) Kameni, quien se creció y resultó imbatible. Cuando no fue por él, fue porque el remate se desvió por poco o incluso porque Weligton sacó un balón de la raya. Pero el Madrid produjo juego como para 31 remates, varios de ellos claros.

El Madrid llegó a la red dos veces, ambas anuladas por fuera de juego. La segunda, mal. El juez de línea se equivocó por centímetros. Y resultó llamativa la insistencia de Cristiano Ronaldo en el remate, y su falta de fortuna, en especial en un gran cabezazo en escorzo, ya al final, que hubiera tirado el campo abajo en caso de entrar, pero se fue alto. Curioso: sus ocho goles de esta temporada se concentran en dos partidos, en los otros cinco no ha marcado. Lo roza, pero no le entra. Y algo más para consignar: Keylor Navas fue requerido en serio solo una vez, pero ¡qué vez! Sacó de la escuadra un golpe franco de Recio que llevaba olor a red. (O)