El fuera de lugar en el primer gol de Enner Valencia fue sancionado con una minuciosidad fundamentalista.
El brasileño estorba en el PSG y se lo hacen saber. Irse a ese club lo ablandó competitivamente, lo hizo más informal. No está en el radar del Balón de Oro.
El PSG pasó de ronda en la Champions, pero no puede sentirse satisfecho. El prestigio con que salió del Camp Nou se ha deshinchado.
La derrota ante CSKA fue el tercer partido consecutivo sin gol, cosa que no le pasaba al Madrid desde el 2007, segunda época de Fabio Capello. Cada temporada Cristiano había venido marcando un chorro de goles en la Champions.
El portugués y el argentino no fueron a la gala de la FIFA a rendir tributo a quienes otras veces acudieron para hacer de teloneros y les rindieron el tributo sincero del aplauso del profesional al profesional. Me sabe mal. Me lo esperaba, lamentablemente, en Cristiano, un ególatra.
Coutinho fue contratado por $ 197 millones como posible reemplazante de futuro, es un jugador estimable, pero no se le acerca a Iniesta.
Cristiano es una especie de enemigo público número uno que anda suelto por la Champions, en la que ya acumula 119 goles.
Alguien me sugirió un titular ocurrente y vengativo: ‘Nadal 6, Del Potro 1’. No le compré la idea, aunque me hizo gracia.
Ganó el Sevilla y de paso ganó el fútbol frente al modelo tan troglodita de José Mourinho. Tanto dinero invertido para el saque largo de De Gea en busca de los inefables Fellaini y Lukaku.
Cuando se fue Diego Maradona del FC Barcelona, aquello pareció el fin del mundo, pero nadie es imprescindible, ni siquiera Maradona.
Su inseguridad le impele a necesitar ser el mejor. Cristiano sufre si no se lo reconoce, y en ese escenario toda adulación le puede resultar poca.
El madridismo vive tiempos de plenitud y agranda paso a paso su vieja leyenda.
Ganó el Barça, el fútbol. Y el Madrid perdió con grandeza. Messi reinó en un partido de locura, en un homenaje al fútbol.
Hay que honrar a Neymar como estelar protagonista ante el PSG. Todo un vendaval de ilusión y de pasiones en ese lapso.
El Barça fue puesto contra la pared y ametrallado. La zaga, sin protección de la media, se batió en dificultades ante las continuas llegadas del PSG.
Del Sevilla está todo dicho: es el gran agitador de este campeonato y está dejando claro que no se conforma con nada. Se siente ante una oportunidad histórica.
El Sevilla, en un arrebato, se fue arriba, armado del mucho fútbol que tiene y fe infinita. Y así consiguió quitarle al Real Madrid el invicto.
Hace falta algo más que un solo jugador, aunque sea grandioso, para mantenerle el pulso a este Real Madrid del técnico Zinedine Zidane.
Ganó la Champions, Supercopa y Mundial de Clubes. El DT francés maneja los egos y mantiene a los jugadores aislados del presidente.
Simeone es premiado en un año que terminó sin título. Hay síntomas de agotamiento y de que su liderazgo se resquebraja.
‘Distefaneó’ toda la segunda parte: bajó, quitó, armó, subió, regateó, remató. Elevó el ánimo y juego de los suyos con su excelencia.
Ante el Madrid Osasuna jugó muy bien de media para adelante, pero no así de media para atrás. Se movió bien, pero fue un saco sin fondo.
Tras el gol de Éder, Francia quedó agotada y sin fe. Portugal levantó la Copa al cielo. Admirable.
Un compromiso táctico y cauteloso, para disfrutar solo si se miraba desde la pizarra. Sí será recordado al menos por la tanda de penales, larga, 18 tiros en total.
Me llena más el torneo europeo, pero no dejo de recordar dónde nacieron Di Stéfano, Garrincha, Pelé, Maradona, Ronaldo (el gordito) y Messi.
El Madrid salió motivadísimo, quizá cansado de tantos elogios como se han escuchado del Atlético últimamente.
Cristiano Ronaldo y Karim Benzema van entre algodones. Tan es así que Zinadine Zidane ha llamado al atacante juvenil Borja Mayoral.
El Barcelona mantiene la ventaja del gol diferencia con los otros dos en la liga española, pero los últimos resultados minan su confianza.
El Barça se queda fuera. Messi está, pero no está. Se escabulle por zonas desmilitarizadas del campo. Neymar tampoco es el diablo que fue.
El Dream Team que dirigía era un fútbol de seda, un concierto de violines que desafiaba los principios pedestres de la época. Así ganó cuatro títulos de liga consecutivos, así ganó por primera vez para el Barça la Copa de Europa.