Cada vez que un futbolista ecuatoriano es transferido a un club europeo la prensa del país exhibe una suerte de felicidad, de satisfacción. Genuina, por cierto. Que sus jugadores sean requeridos por las grandes ligas significa que el medio está creciendo. Que el Manchester United gane un partido de Champions con un gol de Antonio Valencia genera un orgullo indiscutible. Sin embargo -lo advertíamos-, con cada profesional que se va al exterior se debilita un poquito más la selección. 

¿Por qué? Porque pierden su adaptación a la altura de Quito y con ello la ventaja que ese factor significa. Lo que ganan en roce y evolución en un campeonato superior se diluye pues la mayoría de sus jugadores llegan del exterior 5 días antes de cada partido, igual que sus rivales. Ninguno tiene tiempo de aclimatación y entonces el factor físico no decide.

De allí que la altura no tuviera en esta Eliminatoria ninguna incidencia. Lo cual resulta edificante. Es bueno que defina la calidad, no los aspectos extradeportivos. Las tres selecciones que jugaron en ciudades de altitud (Bolivia, Ecuador y Colombia) quedaron fuera del Mundial. Y no por sus producciones como visitante, sino por sus magras cosechas como local. 

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Bolivia logró apenas el 52% de eficacia actuando en La Paz. Perdió 13 de los 27 puntos allí dirimidos. Ecuador, que para el 2006 había conseguido 23 de sus 28 unidades en la capital, esta vez logró apenas 15. Lo de Colombia en Bogotá fue tan irrelevante que directamente en las últimas tres presentaciones como local prefirió mudarse a Medellín.

Por eso mismo resultaba absurda la idea peruana de jugar partidos en Cusco, ya que casi ningún jugador de la selección vive allí y por lo tanto hubiese reportado beneficio cero al equipo de Chemo Del Solar.

En cambio Uruguay, cuyo territorio íntegro está a nivel del mar, sí fue especialista en altitud: venció a Colombia en Bogotá, a Ecuador en Quito y empató con Bolivia en La Paz… tras ir perdiendo 2 a 0. Tuvo más aire que los locales. Podría afirmarse que rescató su quinto puesto gracias a sus actuaciones en la altura.

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Una vez más, las circunstancias determinan. Lo que ayer era negocio, hoy no lo es. Las cosas cambian y hay que saber leer rápidamente la realidad. Habrá que ver para el 2014 lo que da dividendos.

Garantías. Otro punto reconfortante en las Eliminatorias actuales es que todos los partidos se juegan en un marco de seguridad absoluta y con amplias garantías. No hay incidentes con las delegaciones ni amenazas. Nadie puede decir “vamos al infierno”. En el campo es idéntico: el que pega se va, tenga la camiseta que tenga.

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“Bravo repechaje”. Hablamos largo con Reinaldo Rueda, el entrenador colombiano que clasificó a Honduras al Mundial después de 28 años de espera. Le preguntamos por el repechaje entre Uruguay y Costa Rica. Conoce profundamente a ambos y vaticina un choque disputadísimo. “Me sorprendió que Uruguay no haya llegado más alto, pues les apareció una gran camada de jugadores y hay un buen trabajo del Maestro Tabárez. Pero irá al repechaje otra vez y creo que le será difícil, porque Costa Rica es una selección muy fuerte también”, opinó.

Y amplió: “Costa Rica ahora está bajo una nueva orientación (el brasileño René Simoes). Es muy vertical en su juego y con hombres de muy buen biotipo; además, con una base importante que jugó el Mundial de Alemania; aún está Walter Centeno del equipo del 2002. Una generación con una huella importante, que jugó los Olímpicos y el Mundial pasado. En su plaza son muy fuertes, en el Ricardo Saprissa la cancha es complicada y al que le toca en un mal momento, con viento fuerte, se le hace difícil controlar el balón, creo que esa es la fortaleza de Costa Rica, cuando ahoga al rival con su presión y más ahora que tiene campo artificial. Viene de hacer dos muy buenos juegos contra Trinidad y Estados Unidos”.

Le preguntamos quién sería el favorito. “Indudablemente, Uruguay. Por la capacidad de su selección y porque se termina en su estadio, que siempre es una ventaja. Jugar en el Centenario es muy bravo, todos sabemos lo que significa. Si Costa Rica logra soportar eso y hace valer su localía, puede hacer daño. El que haya asimilado mejor el no haber clasificado directo puede sacar la diferencia”.

Concacaf. Por último, inquirimos sobre el nivel de la Concacaf, que aquí se lo ve como pan comido. “Es un área que va creciendo, con selecciones que cada día son más fuertes, han mejorado mucho. El caso de México, Jamaica, Canadá… Han exportado muchos jugadores. Estados Unidos tiene más de 50 jugadores en Europa. En el caso nuestro (Honduras), se han ido 5 en los dos años y medio que llevamos acá; están en Italia, en Inglaterra... Eso hace que las selecciones tomen un nivel de competitividad y maduración importante. Estados Unidos y México por la súper población, la estructura de sus clubes y el poder económico marcan la diferencia frente a los demás países. Mas, el Caribe sigue creciendo, Pacho Maturana hizo un buen trabajo en Trinidad y Tobago y de igual manera el Bolillo Gómez en Guatemala. Han ido incorporando esa filosofía de trabajo de Sudamérica y es un área que cada día se vuelve más competitiva. Igual, Sudamérica le lleva años de desarrollo a la Concacaf. Usted fíjese la facilidad para el recambio que han mostrado Brasil, Chile, Uruguay. Salen muchos jugadores allá”.

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Palabra de entendido.