El presidente Barack Obama levantó ayer varias restricciones para que los cubanos residentes en Estados Unidos viajen o envíen remesas a sus familiares en la isla.

En más de una oportunidad hemos aplaudido el dinamismo con que la nueva administración norteamericana está reconstruyendo su amistad con América Latina, deteriorada por errores de ambas partes. Ahora no podemos dejar de congratularnos por este nuevo gesto; pero todavía falta lo esencial, que Estados Unidos derogue el equivocado embargo comercial que decretó hace 47 años. Hasta tanto, su política hacia la isla seguirá rotando entre una línea dura y otra más flexible que, aun con sus diferencias, no ayuda a  mejorar la situación económica y política en Cuba.

Un giro profundo es esencial para ratificar los principios que rigen las relaciones internacionales. Estamos convencidos de que Estados Unidos así lo comprenderá, y pronto.