El vicepresidente nacional y presentador de noticias de la cadena Ecuavisa, Alfonso Espinosa de los Monteros, ha terminado su libro Memorias, tomo 1, 1961-1988, Entre el populismo y la dictadura. Y si bien, la obra fue presentada en la Feria del Libro en Guayaquil, y se encuentra en circulación, su lanzamiento oficial será el 13 de octubre próximo.

Espinosa de los Monteros empezó su carrera de comunicador, en la radio, en 1958 cuando era estudiante secundario. Entre sus premios más destacados está el Récord Guinness como la persona de mayor permanencia en la pantalla, en el mismo programa, en la misma cadena y en el mismo horario. Este galardón reconoció su carrera como conductor de noticias del 1 de marzo de 1967 y hasta la fecha, en Ecuavisa.

Escribir un libro es como ponerse un peso en la espalda. ¿Cómo quedó su espalda?
Jejejeje. Mi espalda está descansando. Escribir un libro es sacrificado. Me he tardado cuatro años para contar tantas cosas que he vivido a lo largo de mi carrera profesional. Esto empieza en el año 61 cuando era estudiante secundario y empecé a vivir experiencias interesantes. Cuando ingresé a la televisión empecé a guardar información; pensé que algún día podría utilizarla.

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¿Cuándo dijo ahora va el libro?
Era un principio de año, hace cuatro, cuando uno se hace propósitos. Empecé a rebuscar mis papeles; tenía recortes de periódicos, revistas, libretos de televisión, información que llegaba en los teletipos. Y mis vivencias personales...

- Pero la idea misma de hacer el libro empezó...?
Empezó cuando ya estuve en la televisión. No tenía una idea definida, pero me dije: algún día podría yo escribir algo de la historia del país que yo comenzaba cercanamente a vivirla...

- Usted ha establecido dos escenarios políticos en este primer tomo del libro: el populismo y la dictadura... ¿Y dónde se ha ubicado lo que todos reclaman: la democracia?
La democracia es una búsqueda permanente. En lo que se narra en este primer tomo está ese afán de hablar de la democracia. El Ecuador siempre ha tenido ciclos de democracia y ciclos de dictadura. En este tomo se narran las dictaduras del 63, del 72 y la del 76, con el Triunvirato, pero también está el populismo del doctor Velasco y luego viene la etapa democrática con Jaime Roldós, Osvaldo Hurtado y Febres-Cordero. En esta etapa, el populismo y la dictadura fueron los factores preponderantes de estos años.

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- Usted dice que este libro es escrito por un periodista y no por un historiador. ¿Cuál es la diferencia si los hechos se presentan igual para los dos?
Un historiador es un investigador mucho más riguroso. Sus libros suelen ser narrativas que buscan ser absolutamente fieles de los hechos, por eso son historias hasta frías. El periodista es un narrador de la historia desde su escenario, en mi caso, desde la radio y la televisión. El periodista pone un poco más de calidez para narrar esos mismos acontecimientos desde otros ángulos y en este libro, por ejemplo, con experiencias vividas.

En mi adolescencia, yo cultivaba el andinismo y cuando subía la montaña, en Imbabura, lo hacía con voluntad y esfuerzo; caminaba, iba en silencio, meditando. Coronaba una montaña y me encontraba con otra más alta... Y otra más alta y más empinada. Y cuando llegaba a la cumbre la sensación era única. Y esa sensación siento ahora: al haber terminado el libro siento haber llegado a mi cumbre.

- Experiencias que en muchas ocasiones al periodista le permiten conocer a los actores de la historia. Usted, por ejemplo, conoció a Velasco Ibarra y lo trató, pero tiene un recuerdo no tan agradable de su encuentro con el cinco veces presidente del Ecuador. ¿Usted sigue pensando que Velasco Ibarra ha sido el político más difícil de tratarlo?
En los tiempos de Velasco había mucho misterio en los políticos. Él mismo era un misterio. Posiblemente porque no había mucha comunicación como ahora y era más difícil conocer a los personajes. No recuerdo haber visto, por ejemplo, una cámara de televisión en el Palacio de Carondelet en la administración velasquista. Además, en el quinto velasquismo que yo viví, no me acuerdo haber concurrido al Palacio de Carondelet; eso era vetado para los periodistas. En este sentido, Velasco se tornaba difícil para los periodistas. Además, había una distancia reverencial entre el presidente de la República y el común de la gente. Sé que Velasco Ibarra era un hombre muy humano, pero eso no transmitía en su vida pública.

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¿Cuánto ha variado en las relaciones entre los políticos y la prensa durante todos estos años?
Ha variado mucho. Ahora hay menos distancias, aunque a los gobiernos, sin excepción, nos les gusta mucho la crítica y las opiniones ajenas si es que no coinciden con ellos. Dependiendo del temperamento de los líderes a veces hay tolerancia, en otras, no.

El periodista está cerca de los actores que hacen historia. Y en su condición de periodista, ¿usted cómo se siente al ser un testigo privilegiado de la historia?
Ese privilegio ha sido una suerte muy grande para mí. Y le agradezco a Dios y a la vida que me hayan conducido por este camino...(I)