Son importantes fuentes de suministro de agua, más de la mitad ayuda a estabilizar el suelo, prevenir inundaciones y prestar servicios de secuestro de carbono. Además, contribuyen al desarrollo de las economías nacionales a través del turismo, la recreación y la exportación de recursos, y más del 90% son fuente de empleo.

Son los sitios que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, en inglés) ha declarado como Patrimonio Mundial Natural por su valor universal sobresaliente.

Están distribuidos en 96 países y casi la mitad están amenazados por la sobrepesca, la exploración de gas y petróleo, la minería, el uso insostenible del agua y la tala ilegal. Esta evaluación la hace la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (WWF, en inglés), que define a esas amenazas como actividades industriales dañinas.

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Lo hace en el informe ‘Proteger a las personas a través de la naturaleza: Sitios del Patrimonio Mundial Natural como impulsores del desarrollo sostenible’, publicado en abril. Allí se advierte de que 114 de los 229 sitios que son Patrimonio Mundial Natural y mixto peligran y que más del 20% se enfrenta a varias amenazas industriales.

Esto, a su vez, pone en riesgo a las más de once millones de personas que dependen de estos espacios para sus viviendas, empleos o servicios ecosistémicos, incluyendo la regulación del clima y la prevención de inundaciones.

En Latinoamérica y Centroamérica, Argentina (3), Bolivia (1), Brasil (6), Costa Rica (1), Ecuador (1), México (3), Panamá (1) y Perú (3) son los países en los que hay sitios amenazados por actividades industriales perjudiciales, según el reporte de WWF, que además plantea la implementación de principios de sostenibilidad.

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De Ecuador, los parques nacionales Galápagos y Sangay son los Patrimonios Mundiales Naturales de la Unesco. Este último, designado patrimonio en 1983, fue ya declarado en amenaza en 1992.

El complejo está conformado por 517.765 hectáreas que albergan a 343 especies de aves, 100 de mamíferos, 25 anfibios con 25 y 14 reptiles. De acuerdo con el documento de WWF, el uso no sostenible del agua y la construcción de infraestructura vial son las amenazas no extractivas que enfrenta.

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Las carreteras, por ejemplo, pueden dar paso a la explotación de la madera o tala del bosque con fines de explotación. La Riobamba-Macas, una vía de acercamiento al sector, el Ministerio del Ambiente del Ecuador y la Unidad de Protección de Medio Ambiente de la Policía Nacional han desplegado operativos en los que han decomisado madera nativa ilegal, según reportes que constan en la página web del MAE.

WWF considera necesario que las autoridades nacionales de los países adopten principios de protección. “Si se manejan cuidadosamente y de manera sostenible, los sitios del Patrimonio Mundial apoyarán el desarrollo sostenible y contribuirán a aliviar la pobreza y conservar los ecosistemas naturales”, dice en el reporte.

La organización contrasta casos como el del Sistema de Reservas de la Barrera del Arrecife de Belice con los del Parque Natural del Arrecife de Tubbataha y los parques nacionales de Chitwan y de Ichkeul. A estos tres últimos los nombra como “excelentes ejemplos” de sitios del Patrimonio Mundial, que al ser bien manejados ilustran el potencial de las áreas protegidas para contribuir al desarrollo sostenible.

Son casos de éxito. El Parque Natural del Arrecife de Tubbataha, en Filipinas, por ejemplo, dejó de verse afectado por la pesca excesiva e insostenible luego de que su gobierno declarara al área que alberga más de 600 especies de peces como zona de exclusión pesquera y redobló sus esfuerzos para sancionar la pesca ilegal. Esfuerzos que han derivado hasta en que se hayan cuadruplicado los inventarios de peces.

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Una ajena realidad es la de Belice. Más de la mitad de su población se sostiene con ingresos generados por la pesca y el turismo, dos actividades relacionadas con el arrecife. Sin embargo, desde 1998, la construcción insostenible en la Costa, la tala a gran escala de los manglares, la escorrentía resultante de la agricultura y las exploraciones petroleras han dañado 40% de este lugar. A estas amenazas ahora se suma el cambio climático.

Este contraste es el que le permite a la WWF hacer un llamado a los tomadores de decisiones para que apliquen cinco principios a las actividades que se realizan dentro y alrededor de los sitios del Patrimonio Mundial. El primero, evaluar periódicamente el valor directo, indirecto y de no utilización de los sitios del Patrimonio Mundial; el segundo, evaluar si al hacer inversiones en actividades se pudieran afectar los sitios del Patrimonio Mundial y a las personas que dependen de ellos. El tercero pide involucrar a los diversos actores, sobre todo a las comunidades locales, en el manejo de los sitios; el cuarto, en cambio, habla de establecer políticas por medio de un proceso inclusivo y transparente; y finalmente, aplicar el principio del cumplimiento. Esto es respetar, sin excepciones, las normas que protegen a los patrimonios naturales. (I)