Ha estado desde mayo del 2005 resguardada en una madriguera a oscuras, reposando y alejada del público. Pero a partir de mañana, la famosa Liebre de Durero es la protagonista de una exposición en el Museo Albertina de Viena, tras la que, de nuevo, volverá a ocultarse del público por una larga temporada.

La fundación de la Albertina. De Napoleón a Durero. Así se llama la muestra, abierta hasta el 29 de junio próximo, a la que hay que agradecer que la obra maestra de Durero (1471-1528) vea la luz de nuevo.

La última vez que se expuso este dibujo fue en el 2005 en el Museo del Prado, en Madrid, en el marco de la exposición Durero. Obras maestras de la Albertina. “Nada más volver a Viena se fue directo al sótano”, explicó a EFE Verena Dahlitz, jefa de prensa del museo vienés.

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Se refería a la cámara oscura donde el cuadro, pintado en 1502, ha estado a resguardo, a temperatura y humedad constante, todos estos años para evitar su deterioro.

Durante el tiempo que esté expuesto ahora, la luz en la sala no superará los 50 “lux”, el equivalente a la iluminación ambiente de un salón familiar.

Más allá de la posibilidad de contemplar la pieza de este maestro universal, la exposición es un homenaje al fundador de la Galería Albertina, el príncipe Alberto de Sajonia-Teschen (1738-1822).

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La muestra recorre su vida y expone objetos relacionados con los países y cargos que ocupó, gente con la que se relacionó, como su suegra, la emperatriz austriaca María Teresa o el emperador francés Napoleón.

O su condición de ilustrado y masón, que no coleccionó arte como símbolo de poder sino por un afán más académico y educativo. Un paseo por la exposición permite contemplar a apenas unos metros de distancia ejemplos de la perfección y el realismo anatómico de Durero, como Ala de Carraca o Manos Orando, y dibujos de otros genios como Miguel Ángel, Da Vinci, Rubens y Bruegel.

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En total, hay 400 objetos que recorren la historia del arte desde el Renacimiento italiano hasta principios del siglo XIX.