Fue el ganador del premio Joaquín Gallegos Lara en el 2005, con el libro de relatos Historias cercanas; y   autor de la novela Sábados de fútbol (Paradiso, 2007). José Hidalgo Pallares (economista) es uno de los jóvenes escritores ecuatorianos. Desde hace  cuatro años vive en Buenos Aires,   donde hizo una maestría en periodismo  y se quedó trabajando como periodista de la sección Economía en el diario   La Nación.  A fines del 2013   presentó en Argentina y Ecuador su libro La búsqueda,  con la editorial  Paradiso.

P: ¿Cómo un economista llegó a escribir   literatura de ficción?

R: La definición más acertada es la de Vargas Llosa que dice que uno lee o escribe  (se aplica a las dos cosas), como para escapar un poco de la vida real y buscar en estas vidas ficcionales la vida que uno no pudo tener. Yo encontré en la lectura –sobre todo, porque soy mucho más lector que escritor–, un desfogue, un interés adicional al interés profesional. Podía haber sido la música u otra cosa, pero la literatura fue para mí un pasatiempo un poco tardío, porque no es que era un lector, un gran lector desde niño,  sino más bien desde la universidad, pero lo encontré así, como diría Vargas Llosa esto de poder vivir otras vidas a través de los libros y ya me gustó tanto leer que dije ¡tengo que escribir!

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P: ¿Son compatibles las letras con los números?
R: De hecho, no sé si se da acá tanto el caso pero por el trabajo en  La Nación,  como estoy en la sección de Economía, tengo trato frecuente con algunos economistas y en Argentina es gracioso que algunos economistas han publicado libros de ficción últimamente, así que parece que no soy una excepción. De hecho, me está resultando más difícil escribir ficción ahora que trabajo todos los días escribiendo notas, que antes, cuando estaba en temas más numéricos, entonces escribir era la distracción total y ahora me resulta un poquito más difícil porque es más parecido a lo que hago día a día. Entonces para mí, en todo caso, no hubo una incompatibilidad entre la economía y las letras.

P: ¿Su libro  La búsqueda tiene  pasajes autobiográficos? 
R:  Hay referencias autobiográficas en algunos puntos del texto, no es todo verdad, ni de lejos, pero a mí me gusta eso de escribir de una manera que el lector lo sienta como real y tal vez con eso se entretenga más y tenga un  vínculo mayor con el texto.

P: ¿Cómo encuentra  a los personajes para que cuenten la historia?
R: En el caso   de La búsqueda, planteé el personaje como si fuera yo casi: un quiteño que vive en Buenos Aires, que se llama José, ese personaje lo planteé con rasgos de personalidad parecidos a mí y luego el otro personaje fuerte que es Antonella, la verdad es que cuando lo di a  leer a lectoras mujeres, empezando por mi mujer, algunas amigas lectoras encontraron que era un personaje que se sostenía, un personaje que parecía real. Esos son los dos principales personajes del libro.  Luego hay otros personajes que están a los lados de la historia principal, pero siendo un libro con solo dos personajes principales no tuve mayor dificultad.
Tal vez en Sábados de fútbol que es mi novela anterior y que eran un narrador protagonista y cinco personajes amigos de él, ahí me costó más desarrollar la idiosincrasia, la manera de ser, las características de cada uno o hacer que fueran, al menos, lo suficientemente fuertes y creíbles. Me parece que en La búsqueda, el lector puede encariñarse más con los personajes porque los siente más real. 

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P: ¿Cree  que   no tener una instrucción  formal como escritor lo ayuda a soltarse  y escribir?
R: Yo, antes de hacer la maestría en periodismo, empecé una maestría en literatura que no me gustó y estaba viendo cómo se analizan los textos a ese nivel académico y la verdad es que estaba perdiendo un poco el gusto a la lectura e incluso me estaba generando un poco de temores en la escritura porque decía ¡qué bestia, esta gente analiza pero con una minuciosidad que yo nunca había analizado antes! y puede pasar con algunos escritores que eso es lo que les haga tener algún tipo de peso sobre los hombros o los condiciona a decir que eso puede ser interpretado de una forma o de otra que una persona sin formación académica en literatura puede sentirse más libre.

Pero, por ejemplo, Vargas Llosa es doctor en letras y  él ha sabido utilizar todas las herramientas que seguramente habrá aprendido en su formación para escribir unas novelas del carajo como las que él escribe, entonces pienso que puede ayudar muchísimo a las personas que sepan manejar, utilizar adecuadamente las herramientas, pero sí puede significar una carga o un tipo de presión extra para la gente que está pensando cómo analizaría él si fuera un texto ajeno.

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P: ¿Entonces para usted esto le da mayor libertad?

R: Sí, a mí me da más libertad. Que puede ser más libertad que el rato que llegue a la crítica pueden decir que no está bien estructurada la novela, que podría ser más cuidadoso; pero en todo caso, yo prefiero tener la libertad y que el feeling que uno tiene como lector me ayude a estructurar bien la novela y los personajes y darles características que sean verosímiles. En mi experiencia, mi dedicación como lector es lo que más me ayuda a escribir.

FRASE
"Yo encontré en la lectura –sobre todo, porque soy mucho más lector que escritor–, un desfogue, un interés adicional al interés profesional
José Hidalgo Pallares,
escritor