Pienso que amo la literatura de Paul Auster por la misma razón que amo a la ciudad de Nueva York. Tiene que ver con algo, quizá la escritura, que está llena de misterio para mí. El devenir extraño de la vida. Lo imposible constante. El acto definitivo de aceptar que nada es definitivo. Alguna vez le escuché a mi abuelo decir: “No hay triunfos definitivos, tampoco hay errores definitivos”. Me recordó a Rilke y a un sueño: la gran ciudad de los rascacielos, la noche eterna, la sensación de estar en la cima del mundo, la certeza de que todo se acaba, el desastre y la memoria. Cuando supe que Paul Auster murió con cáncer de pulmón vino a mi mente una imagen de él, adulto y enigmático, con un cigarrillo en los dedos.

Fallece el escritor Paul Auster a los 77 años tras luchar contra el cáncer de pulmón

Digo, al aire, tres veces: The New York Trilogy. Era el año 2018 y me encontraba en Brooklyn, frente al teclado de mi computadora portátil y mi decisión, ¿definitiva?, de escribir una novela. Pero ¿sobre qué escribiría? Creé una carpeta y la titulé Trilogía de Nueva York. Creí que las cosas que deseaba, de algún modo, sucederían. Me sentí preso del vértigo y la esperanza. Y quise abrazar la creencia de que pedirle prestado al escritor Paul Auster el título con el que publicó sus tres novelas cortas sobre la nueva Babilonia sería una buena forma de empezar. Creía que ese acto equivaldría al hallazgo de un mapa perdido. Y de algún modo años después llegó la Bruma a mi vida. Y siempre está presente el lejano resplandor en donde nació: Nueva York.

Entonces pensé en Paul Auster y... que la literatura contara la historia sobre cómo las ciudades forjan su identidad...

¿Cuántas veces se puede escribir Nueva York en una columna? Emilio Cueva Salazar, el personaje de mi novela, piensa que nunca le va a pasar a él, que es imposible que le suceda, que es la única persona del mundo a quien jamás le ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarle todas, igual que le sucede a cualquier otra persona. Quizá todos los seres humanos somos ciudades de cristal, pero ahora el escritor de Nueva York ha entrado al mundo de los fantasmas. A una habitación cerrada, que también es un reino de la contingencia, como lo fueron sus libros. Le digo a la Alexa que ha muerto el escritor de la ciudad más colosal de la Tierra y que el proceso de creación de su literatura se ha cerrado para siempre. No me entiende. Entonces, le pido que en su honor ponga en Spotify My way, de Frank Sinatra.

Muerte de Paul Auster: mundo de la literatura lamenta el fallecimiento del escritor

De La trilogía de Nueva York recuerdo, con especial cariño, la historia del puente de Brooklyn, que se llevó a la tumba a su creador y casi también a su hijo, para ser inaugurado tras trece años de construcción, el 24 de mayo de 1883. Lo he cruzado envuelto en multitudes, en la alegría y el desasosiego, en el calor y el frío. Siempre la imagen de Manhattan, que se pierde en el horizonte, me ha restituido. Crucé el mítico puente de Brooklyn, casi vacío, la noche del 20 de mayo de 2020, en plena pandemia, para celebrar mi graduación y mi proyecto de novela. Estaba solo y feliz. Entonces pensé en Paul Auster y en la necesidad de que la literatura contara la historia sobre cómo las ciudades forjan su identidad y sus símbolos, contra viento y marea. Esa lección, por supuesto, la aprendí de él. (O)