La tecnología y la evolución social y económica han puesto en entredicho algunos principios laborales. Hay que enfrentar esa realidad y asumir sus desafíos. No es bueno quedarse en viejos dogmas y dificultar la generación de empleo.

Algunas consideraciones sobre el tema:

1.- La desmaterialización del trabajo. Antes de la pandemia el trabajo ya había perdido “materialidad” por efecto de la aplicación de la tecnología. El uso de la mano de obra pura y dura, como factor determinante en la ejecución de tareas industriales y agroindustriales, ha sufrido cambios sustanciales. La desmaterialización significa la sustitución del trabajo humano físico por sistemas que dirigen y operan máquinas y sistemas. La computadora y la inteligencia artificial se imponen irremediablemente. La desmaterialización del trabajo es un proceso evidente en la prestación de servicios y en el comercio. Ha generado, además, una suerte de tercerización necesaria en la atención a los clientes. La proliferación de la mensajería y las compras on line son realidades crecientes. Detrás de tales sistemas, hay un profundo cambio cultural.

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2.- La deslocalización del sitio de trabajo. Conceptos fundamentales en torno a los cuales gira la vieja legislación laboral, son el “centro de trabajo” y el “puesto de trabajo”, que suponen la presencia física de los trabajadores en el sitio de labor. Todo esto ha cambiado. En el comercio y los servicios, el concepto de centro de trabajo se ha diluido, e incluso ha desaparecido. El teletrabajo es un método que revela tal fenómeno. Ha prosperado la prestación laboral a distancia. Antes, las labores estaban exclusivamente centradas en la fábrica y la oficina. Estas prácticas se diluyen poco a poco.

3.- La dispersión de las jornadas de trabajo. Las jornadas y turnos fueron referentes importantes en el mundo laboral. Esos sistemas sufren gradual erosión. Es posible, ahora, establecer formas de trabajo que no se sujeten a horarios, como el contrato por horas, la jornada parcial permanente y el trabajo a distancia.

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4.- El salario vinculado al tiempo de labor pierde importancia. La relación entre el tiempo trabajado y el pago de la retribución ha sido uno de los referentes importantes del contrato de trabajo. Las nuevas formas de ejecutar las prestaciones imponen ahora el cálculo de la retribución por rendimiento efectivo, bajo el concepto de la rentabilidad del salario. Entonces, considerando las nuevas condiciones sociales y económicas, debería estudiarse la vinculación sistemática entre la retribución y la ejecución de las tareas y actividades concretas, independientes de horarios, y relacionadas con la productividad.

5.- ¿La dependencia laboral, en entredicho? La dependencia del trabajador, los regímenes disciplinarios, las reglas de concurrencias al sitio de trabajo, los horarios y turnos están sufriendo notorias modificaciones, incluso en los regímenes disciplinarios del vínculo laboral. ¿Habrá que pensar en un nuevo concepto de dependencia laboral y replantear el tema de la estabilidad? (O)