La semana pasada murió uno de los escritores más internacionales que dio el siglo XX: Vidiadhar Surajprasad Naipaul. Nacido en 1932 en la población rural de Chaguanas, en la isla caribeña de Trinidad, puede ser considerado como un autor trinitense, indio, británico y latinoamericano. Proveniente de una familia hindú, su niñez y primera juventud se desarrolló en Trinidad cuando esta era colonia británica (en 1962 la isla se independizó y en 1976 nació la república de Trinidad y Tobago). Naipaul creció en una sociedad de mayoría de africanos descendientes de esclavos y de minoría de indios, blancos, portugueses y chinos.

Leer la obra literaria de Naipaul, originalmente escrita en inglés, es asomarse al mundo entero. Inspirada en su padre periodista, Una casa para el señor Biswas (1961) novela la historia de un hombre que anhela ser propietario de una casa en medio de la desaparición, al menos formal, del antiguo orden colonial. La novela Los simuladores (1967) describe el periplo de un nativo trinitense que se educa en Londres y que regresa para una carrera política en la isla, en una situación en la que nada es, personal y socialmente, lo que parece ser. Este acaso sea uno de los relatos emblemáticos de la época poscolonial.

En Naipaul hay, sobre todo, una visión dura de las contradicciones de hoy. Él mismo es un antiguo colonizado que se convirtió, según su propia visión, en un cosmopolita sin hogar. Su vida expresa la historia de una parte del mundo: un ciudadano que se crio en una colonia de la Corona y permaneció aislado de la metrópoli, ya sea esta Inglaterra o la India. Expatriado en Inglaterra, después terminó siendo alguien que se mudó con frecuencia de un país a otro, especialmente en Asia y en África. Por eso pudo reportar sobre los problemas sociales y culturales de otras partes del mundo, especialmente de naciones recientemente independizadas.

Naipaul no ha sido partidario de la experimentación vanguardista; más bien ha puesto la novela europea del siglo XIX como modelo narrativo: Se dice de él que es un escritor del siglo XIX en una era posmoderna. Sus obras mezclan ficción, reportaje y autobiografía. La pérdida de El Dorado (1969), por ejemplo, es un notable ejercicio sobre el lugar de Trinidad, para los españoles, primero, y luego para los ingleses, como entrada en el mundo mítico sudamericano y en el delirio político de la conquista española. En el discurso de recepción del premio Nobel de Literatura en 2001 dijo: “Soy la suma de mis libros”.

Naipaul entendió la novela como una investigación de la sociedad que, a su vez, devuelve la idea de cómo está cambiando la sociedad; así, los relatos permiten ordenar la vida. En sus libros siempre hay personajes que escriben, que quieren escribir o que pretenden escribir: la pregunta qué es ser escritor revolotea sus escritos. En sus novelas destacan la ansiedad de no tener casa y el vivir en más de una cultura. Acusado de ideas conservadoras, en realidad Naipaul fue un escéptico de todos los cambios radicales, pues los ha visto como peligrosos por el engaño que producen en sus pueblos.

(O)