La lógica de la política y de la economía no van de la mano.

Algunos no entendemos por qué el presidente persiste en el modelo de endeudamiento de Correa y mantiene al mismo equipo que hizo las cuentas de la mesa servida. ¿Por qué Moreno sobrevalora la política sobre la economía? Algunos economistas del espectro nacional aceptarían que el presidente haga lo anterior. Pero uno en particular (entrevistado en Radio Democracia) afirmó que es necesario para ganar legitimidad o continuar la gobernabilidad; y que Correa logró así el rédito político suficiente para mantenerse 10 años en el poder. Una opinión que arrancó del entrevistador la exclamación “¡No así, pues!”.

Ese mismo entrevistado sostuvo que si el expresidente Lucio Gutiérrez no hubiera permitido los ajustes neoliberales de la economía, de su ministro de Finanzas Mauricio Pozo, tal vez se hubiera extendido en el cargo como lo hizo Rafael Correa. Mas recuerdo al expresidente Gutiérrez abandonando el cargo en circunstancias de estabilidad de la dolarización, precios e inflación controlada. Fue forzado al abandono eso sí, por el descontento sobre temas ajenos a la economía, y tal vez de poca importancia para las mayorías más pobres. Recuerdo a una mesera, en un restaurante de Quito, que no estaba de acuerdo con su defenestración.

Los actuales momentos del convivir nacional están atados a circunstancias más complejas que las de Gutiérrez, aun cuando pocos lo veamos así. Me refiero a lo económico, social, institucional y moral. Existe desmedro económico con riesgo inminente de deflación, ausencia de estímulos para reactivar la economía; desequilibrio fiscal sin bajarse el gasto burocrático; enorme deuda pública con crecimiento vertiginoso y sin o poca transparencia; desempleo; inseguridad jurídica y física. ¿Quién puede dudar de las fallas de control de recursos públicos de los órganos del Estado y la dudosa independencia de la justicia? Más mentiras de funcionarios; manipulaciones del concepto de diálogo y de las irracionales reivindicaciones de derechos enfocados al género de las personas.

Todo y más confluyen en la irritación ciudadana. Sin embargo, es insuficiente para movilizar a ciertos sectores privados de la economía, cuyos líderes gremiales que participaron en los diálogos sienten el sabor de engaño; en particular uno que se expresó así esta semana en I99 FM a propósito de las recientes medidas anunciadas por el presidente Moreno.

Lo anterior es muy preocupante, pues la solución al problema de la crisis económica –que el Gobierno no niega–, como el lector podrá deducir, depende de los resultados de la consulta-referéndum que convocará el primer mandatario. Por tanto, el clamoroso plan económico no se divisa a corto plazo. Mientras tanto continuará la recesión ya detectada, el endeudamiento (US$ 2.500 millones esta semana) sujeto al pago de altísimos intereses.

En ese contexto también preocupa el paralelismo de la situación económica actual con la crisis durante los años 1998-1999, descrito por el exministro de Finanzas Jorge Gallardo Zavala en un conversatorio en la Cámara de la Construcción de Guayaquil. Entonces recordó que Mahuad se enfocó en firmar la paz con el Perú, pero cuando se quiso abordar la crisis, el país estaba en una “crisis terminal.” Tal vez el lector reaccione: “¡No así, pues!” (O)