La presencia de una flota pesquera china y la captura de un barco carguero cerca de las Galápagos han coincidido con los esfuerzos de la ONU de proteger las especies y resguardar el ecosistema marino. Dichas naves, entre las que habría embarcaciones de acopio y procesamiento (enlatado), apenas representan el 10% del total desplegadas para capturar y faenar especies marinas en distantes océanos. La flota china rastrea el calamar gigante o el bacalao en aguas argentinas, el atún en las de Chile, el tiburón en las de Colombia y Ecuador o la totoaba en las mexicanas.

Para Milko Schvartzman, investigador independiente, la detención fortuita del barco The Fu Yuan Yu Leng 999 es solo la punta del iceberg. El barco carguero “en 2016 habría recibido el transbordo pesquero de uno de los barcos autorizados por la SPRFMO (Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur) a pescar en el Pacífico Sur: el Lu Huang Yuan Yu 106…”. El Ecuador es miembro de esa organización y por ello urge investigar si se le informó sobre tal autorización u otras recientes.

China es el principal productor y exportador de productos de la pesca. También es un importador considerable debido a la externalización de la elaboración con otros países, así como al creciente consumo interno de especies no producidas en ese país. Entre el 2013 y 2014 China mantuvo el liderazgo de la pesca de captura con 843.626 toneladas; de ese monto solo 12.005 toneladas corresponden a la captura en aguas chinas. No es para menos, su población (1.350 millones) modificó drásticamente los hábitos alimenticios; y, la ingesta por persona de pescados y mariscos se incrementó de 6 kilogramos en 1961 a 35 kilogramos aproximadamente en el 2015.

Según la FAO –Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación–, el aumento del suministro mundial de pescado para consumo humano ha duplicado al crecimiento de la población, en los últimos cinco decenios. Entendiendo que el suministro incluye el pescado de criadero.

El mes pasado se determinó en las Naciones Unidas la necesidad de negociar un tratado, para crear áreas marinas protegidas fuera de las jurisdicciones nacionales. Según el embajador de Fiji y presidente de la Asamblea General de la ONU: “…No podemos seguir sin reglas si nos preocupa proteger la biodiversidad y la vida marina”.

La tarea de lograr un ordenamiento idóneo no es sencilla; muchos países y poderosas empresas no lo aceptarían. Entre los intereses renuentes a un tratado así hay empresas rusas, noruegas, chinas y japonesas. Pero también hay países, como la India y China, que buscan minerales valiosos en el fondo de aguas internacionales. En muchos casos, la pesca en alta mar es alentada por los estados, con subsidios al combustible o prohibiciones y vedas, como en el caso de China, debido al agotamiento de varias especies en sus zonas marinas.

Se conoce que el tratado en la ONU para proteger a las especies marinas en aguas internacionales y resguardar el ecosistema marino se negociaría en el 2018. Nuestros representantes ante ese foro internacional deben llevar propuestas de protección contra la depredación de nuestros mares.

(O)