Cuando los vi juntos en aquella foto, al principio realmente pensé que era algún montaje o un efecto de Fotoshop. Pero no, ahí estaban reunidos: los principales de la secta AP, con el expresidente, junto con el licenciado Moreno. Habrían estado supuestamente discutiendo sobre la coyuntura política del país. Dígame usted, ¿dónde se ha visto a un recién posesionado presidente reuniéndose con el exdictad… perdón, exmandatario del anterior gobierno? Para mí el mensaje de la foto fue: “Tranquilos, compañeritos, el borreguito licenciado se nos quiere desviar, pero aquí estoy yo para regresarlo a la sumisión. Qué expresi, ni qué expresi, sigo en el poder, el poder sigue en mí… buuaah”. Es que ese “man” está desatado.

Por ejemplo, en Twitter anda convertido ahora en el troll mayor. Anda pidiendo a su troll center (#guerrerosdigitales) que le averigüen y expongan direcciones de dónde viven y trabajan tuiteros que lo critican, también pasa insultando a todo aquel que no le gusta cómo le contesta. Bueno, en eso último no ha cambiado mucho de cuando era presi a ahora, pero en todo caso tuitea y tuitea como si no tuviera nada más que hacer. Ups, vaya, qué coincidencia. ¡Es que no tiene nada más que hacer! Y es en esta misma red social donde también ha estado criticando al licenciado, o sea, al nuevo presidente. Le ha ido dando en algunos tuits aquí y allá, a él y a algunos funcionarios del Gobierno.

Entonces, volviendo mi mirada hacia Lenín (y a sus aún ni primeros cien días de gobierno) a veces –a veces menos que más– creo que el licenciado ha tenido, o tal vez tiene, o hasta sigue teniendo la intención de cambiar algunas cosas respecto de la economía, del diálogo con la prensa, de terminar con la persecución de los que piensan diferente, de combatir realmente la corrupción dentro del Gobierno, etc. Pero si sigue dejándose influir o manipular por los que “ya fueron”, ellos nunca permitirán que él haga nada. ¡El licenciado tiene que marcar los límites ya! Él es el presidente y ya él solito debe tomar las riendas del país.

El licenciado ya aquí tiene que ayudarse él mismo. Insisto en que el problema radica en que el ex no tiene nada más que hacer. Lenín Moreno debe, primero, ¡quitarle el celular! Y, segundo, buscarle algo que hacer. No tiene que ser como John Quincy Adams, presidente de los Estados Unidos (1825-1829), que decía días antes de dejar la Casa Blanca: “No hay nada más patético en la vida que un expresidente”. Eso era antes, ahora los expresidentes escriben libros, dan seminarios, ofrecen discursos en diferentes países del mundo, vuelven a ejercer sus profesiones ¡y hasta buscan trabajo! El presidente debe ayudar al ex para que a su vez esto lo ayude a él. Una mente ociosa, sobre todo una mente maliciosa y desocupada, estorba. Y en el caso del que sabemos, puede llegar a ser peligrosa para los planes de gobierno de Lenín. Así que licenciado, ponga a trabajar las “manos limpias, el corazón ardiente y la mente lúcida” del ex, pero en algo bien lejos de todo lo suyo y del Ecuador entero. Hágase, de una vez, y háganos el favor. (O)