En México, un alza de hasta el 20% en el precio de las gasolinas ha provocado una violenta protesta de la ciudadanía, manifestada en cierre de carreteras, saqueos y actos vandálicos. Hasta el momento de escribir estas líneas el saldo era 4 muertos, alrededor de 300 negocios asaltados y más de 700 detenidos.

El presidente, en un mensaje a la nación, dijo: “Sé que el hecho de que las gasolinas se ajusten a su precio internacional es un cambio difícil, pero como presidente, mi responsabilidad es justamente tomar decisiones difíciles en el presente, para evitar afectaciones mayores en el futuro”. Efectivamente, es la obligación de un estadista tomar las decisiones necesarias, aunque le resten popularidad. Pero también se requiere que sean las medidas adecuadas para evitar que los afectados sean siempre los que menos tienen. En todo caso, deseamos que los mexicanos retomen la tranquilidad y la paz.

Nosotros, que estamos preparándonos para elegir nuevos gobernantes, debemos esperar que no se dejen de tomar medidas necesarias por cálculos electorales, postergando las decisiones difíciles para el nuevo gobierno, quienquiera que sea electo. Y confiar en que los candidatos serán capaces de actuar siempre oportunamente para evitar llegar a situaciones extremas. (O)